final de ciclo
Volví ... sólo para comprobar que aún existía.
Existe aún, lleno de polvo, pero existe aún.
Volví ... sólo para comprobar que aún existía.
Existe aún, lleno de polvo, pero existe aún.
ella dijo- te toco? y él contestó sí...
y fue entonces
que ella abrazó su torso con su lengua
y lo cubrió con su pecho,
le acomodó los sueños ...
lo devoró ...
ahora él muere de insomnio
esperando que ella llegue y le pregunte...
¿te toco?
--
(encontrado mientras paseaba por la red ... buscando.)
... te contaría sobre mí de niño, sobre el mundo de ese niño que terminó buscando un refugio en la soledad de una adultez a veces turbia.
si te tuviera que escribir unas líneas lo haría con toda mi pasión, porque quiero quererte. Te hablaría de qué es el amor, de cómo me siento un poco maltrecho, pero aún en pie, un poco fuerte y bastante sensible, ilusionado y escarmentado de frustraciones, descolocado y con ganas de vivir. Te haría sonreir.
te contaría en esa carta que me comprometo cuando siento, y cómo siento, cómo quiero sentir en estos momentos... Te hablaría de lo que tengo y de lo que me falta por conseguir, de mis ilusiones, de mis sueños que nunca tengo cuando duermo, te hablaría de que me gustaría enamorarme. Te diría que quiero sentirme como ese niño una vez más, y reirme...
te leería esa carta en alto, una y mil veces, enredándola con historias que se empapan de ensoñaciones que flotan en el aire de esta habitación, que se posan en la mesa, en las estanterías, y en mi cabeza; y me hacen vivir, me permiten seguir caminando.
imaginaría viajes, lugares, palabras ... las que desearía escuchar, sí, las que suenan aún lejos. Las que evitan que me vuelva loco cada mañana cuando veo que me siento solo. Dibujaría un pueblecito de mar, en el atardecer, paseando entre la gente, entre los pescadores, cenando algo en el puerto, abrigados, con el salitre en la cara y el pelo siempre húmedo. Esa brisa tibia que se va enfriando con el anochecer. Y después volver a algún lado, no se sabe dónde ...
te explicaría el significado de esos colchones, la relación entre ese niño y esos objetos, desde que es muy pequeño, desde que tiene miedo por la noche, o desde que le sabe mejor, diferente, o desde que empezó a volar solo y nada le dio miedo. Antes de tocar el cielo y morirse de pena.
te explicaría, con poco sentido del ritmo como tengo, cómo las canciones hablan de mí y de mi vida, como la escriben. De cómo me convertí en poeta de contenedor cuando me sentía con las manos vacías, de cómo no encontré amigos hasta que me presentaron a otro poeta al que no conozco personalmente, que no quiso hacerlo a pesar de mi ofrecimiento. De cómo grité "él se lo pierde". Y mientras, una amiga caía en una depresión ...
te contaría cómo defino yo el futuro, y cómo no lo vivo, y cómo vivo en él, en el sueño que nunca tuve. Y te diría que no está bien caminar solo, ni sólo, que hay que compartirlo para que se desaten todos sus sabores, sus olores, sus colores y sus escalas preciosas ... que los ojos disparen estrellitas de puntas afiladas y amarillas, como aquellos lo hicieron... mientras sonaba la música aquella y las mariposas llenaron su estómago. Eran los nervios.
era que había química, "ácido + base = sal + agua", y fue precisamente aquel día del chaparrón cuando encontré la sal de la vida...
por querer, quisiera haberte podido comer a besos mientras.
feliz 36º cumpleaños, estés donde estés, estés en lo que estés ...
¿mi sueño dónde está? ... durmiendo la tajá. ¡Que se ha pinchado con la rueca en el baño de un bar! Que no es titiritero, ni perro cortijero, ni la cigarra ni la hormiga le han dejado entrar. Lo mando pa'loscuro y ya le pueden dar, bien por el culo, a los fantasmas de la soledad. Me bastan cuarenta duros de felicidad ...
pasado mañana, tu cumpleaños.
fíjate ... seguramente cuando tú leas esto yo ya no esté aquí ... como dicen, todo lo bueno se termina. Aunque no se termina nada bueno. Lo cierto es que en este weblog he escrito tantas veces y con tanta ilusión que ya no tengo fuerza para poder imaginar más sueños. Aquí quedan registrados todos, en este y en otros weblogs ...
sí, hoy estoy borracho ... me ha dado por ahí, hoy sólo, desde que te conocí. ¿Sabes? tú me cambiaste la vida, de alguna manera me la salvaste ... momentáneamente. Es normal eso de emborracharse cuando se tiene ganas de llorar, y cuando se tiene ganas de terminar con todo. Pero uno duda pensando si le da una oportunidad a la vida o no se la da. Lo he intentado tantas veces que he perdido la cuenta, sólo recuerdo que la última vez cometí un error: despedirme. Pero es que me parecía tan "de ley" que no pude dar el paso sin hacerlo ... y el 112 me "salvó" la vida ... Si yo no la quería, me importaba una mierda mi propia vida.
intento explicarme todo lo que ha pasado, pero ya no me creo ni siquiera en mis argumentos. Arranco la flor, sí ... no sé lo que me cargo, la verdad, ya ni me conozco, ni me siento. Sólo lloro porque no consigo dejar de echarte de menos, porque no consigo dejar de pensarte. Me la suda que, cualquiera que no seas tú, lea esto. A estas alturas me da igual todo.
hoy voy pasado y estoy dispuesto a todo, tengo la fuerza suficiente para dar el paso final, sé lo que pienso y sé adonde quiero llegar ... hasta el final. Hoy todo me da igual ... no imaginas hasta qué punto.
¿te he querido? y te quiero, hoy también ... como jamás he querido a nada ni a nadie ... pero no comprendo, nada. No soporto seguir sintiéndome así y soy incapaz de abrir otras puertas en donde no estés tú ... así es la vida, y ese sistema que tú tanto alabas. Algunos no estamos preparados para vivir en él, no somos capaces de soportarlo ni de soportar el desprecio que se tiene a algunas cosas. Hoy, más que nunca, me siento fuera de todo; llevo todo el día pensando en tí y en lo bien que te lo debes estar pasando sin pensar un solo minuto en cómo lo debo estar pasando yo. ¿Sabes? yo no consigo superarlo, no consigo asumir que me volví a quedar solo y, sabiendo lo mucho que te he querido, no te puedo querer menos, ni saberte lejos de mí, ni lejos de mi lado.
no te sientas culpable, este virus ... soy yo el que lo tengo, nada más que yo. No es por tu culpa, es por la mía ... porque estoy hasta ahí de llorar por mí, por mi vida, por mi sensación de fracaso y por mi frustración. Eso sólo es mío.
sé que llegarás de tu veraneo; sé que, por curiosidad, mirarás a ver qué escribo, si he escrito algo y tratarás de deducir si estoy bien. Pues no, hoy no estoy bien, más bien peor que nunca, más bien al borde de todo, no sólo del abismo.
nunca supe agachar las orejas, ni esconder el rabo, ni quise aprenderlo, lo sabes. Nunca supe qué significaba adaptarse, y menos a la vida ... esa vida sobre la que hoy voy a pintar, sin colores, como sobre otras cosas, la palabra "FIN". Sí, aquí se acaba todo, se acaba este weblog, se acaba una ilusión: la de no haberte perdido definitivamente; y me acabo yo. No sé si el sistema me ganó la guerra, sí, seguramente sí. La verdad es que nunca pretendí luchar contra él, pese a que todo el mundo siempre dijo que era un rebelde sin causa para ser rebelde ... yo me río de eso, como de otros tantos tópicos tantas veces escritos que me han dicho a lo largo de mi vida ... Simplemente, nunca creí en esas tonterías, sólo creí en mi propia vida, en mí y en mis posibilidades, en mi capacidad creativa. Hoy no tengo nada de eso, ni lo quiero, hoy me da igual todo, hoy es el día ideal ... ya escribí todo lo que tenía que escribir, ya escuché todo lo que tenía que escuchar, mis canciones, las nuestras ... sus mensajes. Siempre he tratado de leer más allá de las propias letras, siempre he intentado hacer mío todo aquello que he tocado, siempre creí que lo había conseguido, y hoy me doy cuenta de que no he logrado nada de nada, que me planto con 35 años, delante de mi propia vida, y no tengo nada que contar, sólo cosas que nunca fui capaz de terminar, o que nunca me dejaron terminar. Ya ves, una vida llena de frustraciones, la vida de un perdedor por lo que parece.
sí, quizá fui un perdedor, aunque tú dijeses que no, alguna vez me dijiste que era un ganador ... ¿qué más me daba a mí vender cuadros? ... ser perdedor es otra cosa, es perder contra la vida, que se nos va día a día. Perder una sola vez es letal, es cargarte una frustración más sobre tu espalda, el peso que tienes que llevar encima siempre. Qué razón tenías, la vida me pesaba, tanto que no pude con ella. Hasta que caí, gracias a un último vaso de alcohol, del que no me gusta, me di cuenta de lo poco que significan para mí algunas cosas ... Un día te dije que yo no era Superman, te lo dije con una canción que ni quisiste escuchar, y hoy lo demuestro, demuestro cómo se puede caer en lo más bajo de todo ... o en lo más alto, en lo más valiente. Nunca lo sabré, ni me importa, sólo quiero que sepas que todo ha sido por sentir que mi vida no tiene sentido, que mi vida no va a ningún lado, que sólo quiero estar así, dormido, para toda la eternidad.
nunca sabré si llamas, nunca sabré si te preocupas por mí, nunca sabré si me has querido ... nunca me lo demostraste porque al final no supiste hacérmelo ver, o yo no lo supe ver. Ni siquiera me sientro engañado, sólo herido, mortalmente.
jamás pensé que un día pudiera tener las ideas tan claras.
tan claras que puedo decirte todavía lo mucho que te quiero ... y un hasta siempre. Hoy me atrevo a decirte todo eso ... lo que, seguramente, nadie te dijo nunca.
recuerda siempre: a tu lado dejo una estrella ... mírala de vez en cuando, cuando te sientas sola, así podrás saber lo que hicimos algunos, los que nos atrevimos.
nunca quise igual a nadie como a tí.
Did you know...it was all going to go so wrong for you
And did you see it was all going to be so right for me
Why did we tell you then
You were always the golden boy then
And that you'd never lose that light in your eyes
Hey you...did you realize what you'd become
And did you see that it wasn't only me you were running from
Did you know all the time but it never bothered you anyway
Leading the blind while I stared out the steel in your eyes
The rain fell slow, down on all the roofs of uncertainty
I thought of you and the years and all the sadness fell away from me
And did you know...
I never thought that you'd lose the light in your eyes
Pink Floyd
nacholuque. creative commons, 2005 - ampliar imagen
[los cuadros] suelen comenzar de forma muy percusiva, los primeros golpes a la pieza, el reblandecimiento de las carnes, a ritmo de guitarras eléctricas, como espasmos, exageradamente distorsionadas, exageradamente graves, cíclicas, repetitivas, frenéticas. Normalmente tres o cuatro horas, tiempo suficiente para frotar bien por todos los rincones del alma, lugar apropiado para depositar sin demasiado cuidado tu difuso vómito.
después, el descanso, un día, dos quizá. Dar tiempo a que la materia tome presencia y forma, que dialogue con las masas de alrededor, que se establezcan nuevas líneas de fuga, puertas abiertas. Se inicia un diálogo entre obra y autor que se extiende por un tiempo indeterminado, el campo de batalla que permanecerá mientras aún haya un guerrero en pie. Mientras quede un honor sin limpiar la batalla sigue siendo un hervidero. A menudo tenemos que aceptar que las estrategias no son las adecuadas, rectificamos. Es posible que haya que apartarse de ese camino durante un tiempo, tiempo de observar, tiempo de diálogo con las sombras, de pintura mental. Rellena el hueco con otro elemento. Une los lados de las celdas del infinito enrejado de hilos de comunicación, aunque sea informe y deforme.
lo industrial, las voces suaves pero desgarradas que luchan por sobrevivir entre tanto decibelio distorsionado, desarmonizado, que parecen desgarrarse por el dolor, las historias cruentas, lo que empieza despacio y termina orbitando alrededor de mí, las drogas para desayunar ... y el sudor. Lágrimas y luchas ... y al final el sonido de los lentos arpegios amaderados de una guitarra ...
surgen las ideas, que revolotean por todos los lados, con la sensibilidad de la carne sin piel, mordiente ... Flashes, lijas y trapos. El vino que desciende por las gargantas, películas y libros, escribir más ... y mirar, ver, estudiar, presentarlo al mundo. Primeras betas ... hablar, hablar y hablar, descolocadamente, automáticamente retrofeedbacks y avalanchas de ideas. Frecuencias desintonizadas en ráfagas saladas de un aire de atardecer de verano tropical. O el frío gris del invierno en un ático descubierto a tres vientos.
Rage Against The Machine, Deftones, la de los sesenta, años setenta, mi niñez. Algo de punk del más inteligente ... ¡péinate! Las escalas del bajo que se deslizan sinuosas y tiñen todo el ambiente con armónicos misteriosos, aéreos, metálicos. ReVeRbErAcIóN metálica en el fondo de un túnel oscuro. ¡Límpialo todo! Luz ... el blanco aparece, los amarillos y las texturas se definen, la pintura penetra por las marcas en la superficie, traza caminos, a veces deprisa, otras veces en un lento caminar, cubriendo como asegurándose de haberlo hecho, toda la superficie, dejando su sabor, su olor y su esencia.
frotar, descubrir, desvelar sin mucho bombo. Remarcar, incidir, explicar, detallar. Trabajar con los mensajes a diferente nivel, otra capa de abstracción, lenguaje diferente y, claro, armonías diferentes, otro sonido. Literatura a ritmo de rock introspectivo. Hallazgos a golpes de caja y focos de colores, strobes y hielo seco, cantar al mínimo volumen en tono de amenaza. Flangers & WahWahs ...
Espiral cuadrada de risa enferma de lisergia. mirar el techo tumbado en el suelo, la mirada perdida en las manchas del techo como nubes fosilizadas, impresas, escritas. Y a la vez reir, y a la vez llorar.
invitas a la noche y las vistes de andrógino porque nadie la ve y a ella no le importa, es más, lo agradece. Cuando todo es posible y de cualquier rincón puede surgir cualquier otra cosa en un momento que quizá no existe. Cuando el más leve sonido, apenas imperceptible se convierte en mensaje. Jazz y el zumbido de las moscas en los focos del estudio en las noches de verano. Cerveza, mucha cerveza y tabaco al que se le ve cambiar de manos; su home que hace desvanecer el color de las cosas, limpia las formas y difumina las luces, crea ambientes y absorbe los colores. Olor fuerte a humanidad ... y a lo más bajo de ella.
madrugada vistiéndose de violeta, de cobalto, que huele a calor, a esa frescura que se desvanece con el movimiento creciente. Últimos detalles y un pincel más fino, líneas que se redibujan, que aparecen y que ocultan, que juegan con gracia con las que dibujó la textura, ya con otra presencia, otra personalidad.
discurso organizado y razonado el de la noche, sin definición absoluta en nada y con ideas poco claras, manoseado y en algunos lugares relamido: que es lo que le ocurre a un mapa cuando tiene que soportar el escozor de tantas historias y tan desgarradoras. las cicatrices de la historia me lo enseñan.
Pero ese discurso va a ser acallado cada mañana, y cada noche y cada mañana ... y así siempre, como un libro con la paginación desordenada, caótica, pero no por ello falto de interés.
corté la garganta del gallo que quiso cantar
alboradas para celebrar
que la noche se estaba muriendo
y así, día a día, entre murmullos de dolor y desesperación, entre estridencia y mediocridad, vas sobreviviendo, siempre como puedes. Ya no sabes si, una vez terminado todo, lo quieres tener a tu lado [siempre o nunca] porque ya no consigues recordar ni para qué sirven los adverbios. Ni importa ¿sabes?
[dom may 23 10:22:59 CEST 2004]
... y ya puestos a pegar retales, vamos allá. Otro más:
[ A La Mierda Primavera ]
Estaba encerrao para no ver a nadie
abrí una rendija para oir el aire
y oí "ven pacá, cagüendios",
yo creí que eras ... tú,
aullaron los vientos con su escandalera,
"no veas, compadre, la que hay aquí afuera",
no quiero saberlo, llevároslo todo, dejadme en silencio ...
... dejadme que os cuente mi cuento de herida y caricias,
mi historia de nadie, mi nana del hambre, todas mis mentiras,
tal vez embelese y te bese cortándome a tiras,
si buscas deslumbre y encuentras alambre será que descuidas,
más que agua es aguarrás, lo que sudo al despertar
si te veo pasar sola,
se hacen charcos, se hacen olas,
y yo un barrio de chabolas que te quiere bien,
pa que te acuestes en él,
pa que te pierdas con él,
... dejadme que invente que un tren es la libertad mía,
que va donde quiero, sin más traqueteo, sin más tontería,
tal vez no reviente de ganas de andar por la vía,
con penas a miles, borrando railes, borrando los días,
más que agua es aguarrás, lo que sudo al despertar
si te veo pasar sola,
se hacen charcos, se hacen olas,
y yo un barrio de chabolas que te quiere bien,
pa que te acuestes en él,
pa que te pierdas con él,
no sé nada de correr, no sé nada de ascender,
de esta mierda de arcoiris, del cigarro de después, no sé,
si la vida pasa en cueros, castigao a la pared,
no sé nada de aguantar, no sé nada de achuchar,
de ponerme d erodillas, de llorar para mamar, no sé,
en cuanto acaben los tiros, garabatos al papel,
que si me quedo con los dientes relucientes
y embarrao el corazón,
tu tic-tac y el mío son el mismo son,
y eso sí que no ...
... dejadme que os cuente mi cuento de herida y caricias,
mi historia de nadie, mi nana del hambre, todas mis mentiras,
que ésta es la pataleta que nos da mientras suspiras,
lo que queda del atraco que le dimos a la vida,
de las mantas que liamos todavía queda alguna,
esto queda de los halos que robamos a la luna
y voy entrándole al día,
y al salir le dejo la alfombra de mierda perdía,
que no se le olvide el planeta en que vive,
y otra vez a la acera,
y así me da la mañana y la tarde y la noche entera ...
... y a la mierda primavera.
© Marea, 2002. de "Besos De Perro"
Le ví, estaba caminando por ahí, cargado con sus pertrechos para tomar fotografías. Su chaleco, su mochila, su soledad. Me resultó extraño por qué pudiendo caminar por la carretera, cien metros más allá, a su derecha, lo hacía por praderas cubiertas de monte bajo, de retama y de jara, imposibles de sortear. Daba la impresión de no poder avanzar con facilidad,sin embargo iba deteniéndose cada poco tiempo, oteaba el terreno más lejano y parecía fijarse en lo que le rodeaba, fotografiaba las piedras blancas que emergían de la alfombra olorosa, arrodillándose ante ellas, calculando. A veces las rodeaba buscando su mejor perfil. Al incorporarse, después de haber tomado varias imágenes, su gesto no cambiaba, ni esbozaba sonrisa alguna ni parecía desencantado. Simplemente continuaba caminando, levantando mucho las rodillas para no enredarse con la maleza, por los senderos inexistentes que anteriormente había trazado con la vista. Finalmente se sentó sobre una roca enorme que vigilaba toda la ladera. Debía llevar horas explorando la zona y estaba cansado.
De su macuto extrajo una bolsa blanca en la que había varios mendrugos de pan cortado en diferentes tamaños para que ocupase el mínimo espacio posible, un paquete envuelto en papel de aluminio con queso y una navaja con la que cortó un par de lonchas de aquel alimento amarillento que resudaba un fino aceite, abrió el pan y las colocó dentro. El viento fresco le había enrojecido las manos y no quería enfriarse, por lo que decidió comer mientras rodeaba la roca observándola con interés, disfrutando de cada pliegue, de las texturas, de los tonos y de los contrastes.
Acabado el tentempié rebuscó en los bolsillos de su chaleco, de uno de los cuales extrajo unos guantes de lana. Volvió a acomodar toda la comida dentro de la mochila y a cargársela al hombro, los instrumentos que llevaba atados de ella, colgando, sonaron al golpearse entre sí, pero no pareció preocuparle, estaba familiarizado con ellos y, quizá, esos sonidos le servían para cerciorarse que no dejaba nada olvidado. Tenía una expresión pensativa en su cara, un poco preocupada. Continuó caminando por aquella selva de pinchos, ramas y olores. En unos minutos había desaparecido de la vista, después de haber coronado el otero. El paisaje retomó su habitual tranquilidad y nada, excepto los graznidos de algún pájaro, rompían la tranquilidad del entorno. Yo seguía sin entender muchas cosas y así iban pasando los minutos, sentado dentro del coche, con la música llenando el habitáculo, los cristales ligeramente empañados, como esperando a no sé qué o a no sé quién, o, sencillamente, disfrutando de la visión de una tarde en el alto aquel.
Al cabo de dos horas, de nuevo, la figura de aquel personaje volvió a aparecer por el mismo lugar por el que se había esfumado, idéntica, las mismas formas pero, esta vez, diferentes texturas porque el sol era ahora más rasante, los colores más saturados. Caminaba a la misma velocidad. Se detuvo y bebió un poco de la cantimplora que llevaba a la espalda antes de continuar con su marcha para desaparecer una vez más en dirección al regato que corría por la ladera opuesta a la que lo encontré. Descendió deprisa hacia la alameda que se erguía majestuosa, dorada, anaranjada, entre la alfombra de matojos.
Durante un largo rato pareció buscar lo que le pareció el lugar idóneo para vadear el río pequeño de frías aguas, de un solo salto, un paso más amplio que le hizo perder levemente el equilibrio, su pie izquierdo resbaló ligeramente, pero enseguida se incorporó sobre la vertical, antes de continuar, impasible, la marcha. Esta vez lo vería ascender el collado de enfrente, de preciosos colores terciarios, grises, sienas, anaranjados, verdes.
En mi cabeza rondaba la pregunta de qué estaría haciendo exactamente por allí, solo, tan decidido, aquel hombre, enfundado en ropa para el frío, con aquel gorro gris de lana, buscando siempre la senda más compleja, la más mojada por la escarcha que empezaba a caer, los parajes más inhóspitos. Casi dos horas me había costad a mí llegar allí con el coche por una carretera retorcida, cuánto a él. Decidí que era hora de dar la vuelta, que un café caliente era lo ideal antes de volverme hacia atrás desandando la ruta que inicié a media mañana. Pensaba en el fuego chisporroteante en la chimenea, en algún programa de televisión estúpido, una película al amor de la lumbre, o sabe Dios qué cantidad de cosas porque cuando quise darme cuenta casi había anochecido. Arranqué e inicié la marcha carretera abajo, dirección a mi punto de partida.
La carretera recorría los hayedos, bajaba y subía transcurriendo por entre los bosques frondosos, que a estas horas eran fantasmagóricos. La niebla empezaba a entrelazarse con las ramas colgonas repletas de hojas de otoño tiñendo de misterio los últimos contrastes del bosque, devorando los rincones oscuros de la fronda, amenazando con abrazarme durante toda la noche. De vez en cuando, en alguna curva cerrada, casi siempre hacia la izquierda, pasaba por encima de aquel riachuelo que no conocía el paso del tiempo, o quizá lo iba marcando, porque el bosque y la bruma lo habían detenido aprisionándolo entre sus fríos brazos de nada. Se iban sucediendo valles, lomas, bosques y más bosques, y praderas rasas cubiertas de charcos de barro. La carretera, cubiertos los bordes de hojas y bellotas caídas, rota por las heladas invernales, ciertamente amenazante, peligrosa. En las laderas de los collados, casetas, leñeras oscuras, chamizos de piedra negra donde se refugiaba el ganado en las frías y oscuras noches de este otoño deshojado. Quizá aquel hombre, durante otra noche más, se sintió como las tranquilas vacas blancas que me he estado topando durante todo el día, entró en alguna de ellas y cenó su mínima cena antes de cerrar, por este día, los ojos y recordar cuanto había estado registrando con su cámara y con su memoria.
Afuera, vigilante, el aullido de un lobo desgarraba el silencio de la noche con un escalofrío que recorrió la ladera, desde arriba hasta abajo.
Nunca más ví a aquel hombre, pero tiempo después de la visión que tuve, no consigo quitármelo de la memoria. Mucho tiempo después sigo preguntándome qué sería lo que estaba buscando o si, realmente, estaba enterrando algo, de dónde vendría y hacia donde se dirigiría, dónde dormiría aquella noche, y las demás, y las anteriores. Aquel hombre se me grabó en la mente para acompañarme, ya, siempre.
[ composición #6 ] 2005, 55 x 89 cm.
estructura de malla y foam sobre aglomerado
(puede verse con más detalle en la sección de mi sitio web)
no existe una realidad, la realidad es la percepción del mundo que tenemos cada uno, por lo cual existen tantas realidades como seres humanos pueda haber, tantos mundos como individuos existen. Claro que las cosas ocurren, ocurren una vez, en un espacio-tiempo, y de forma igual para todos. Si hoy me ofrecen un trabajo, por ejemplo, esa oferta es, es la misma para mí que para el portero de la comunidad en la que vivo, una oferta de trabajo que tiene lugar en algún sitio, después seguramente de una charla, una oferta que una persona me hace a mí. Eso es un hecho, podemos verlo como una película, si queremos. Pero los hechos no son realidades, las realidades incluyen algo más, la trascendencia. Y la trascendencia es una cuestión de cómo percibimos y cómo nos afectan las cosas que suceden a nuestro alrededor. Por eso, esa oferta de trabajo es una realidad diferente para mí que para el portero de mi casa. A mí me afecta de una manera diferente, mientras yo puedo sentir que mi vida se puede reconstruir a partir de ahí, puedo dar rienda suelta a ciertos proyectos de vida, imaginar e ilusionarme por conseguir algo, para él puede no significar nada, e incluso podría significar algo negativo, puede generar envidia o, lo más seguro, indiferencia. Su realidad ante ese hecho y la mía son, por tanto, diferentes.
las cosas no son de una forma, ni mucho menos. Suceden, sí, pero incluso para una misma persona, pueden suponer realidades diferentes dependiendo de muchos factores, algunos evaluables y otros desconocidos, dado que ni siquiera conocemos el funcionamiento de nuestro cerebro y de nuestros sentimientos. Supongo que este carácter aleatorio se acentuará más en personas con una cierta inestabilidad que en personas más estables y, según eso, la realidad es mutable, puede cambiar en cuestión de segundos dependiendo de la persona que se trate.
¿es el mundo en el que vivimos una realidad? Llevo ya muchos años preguntándomelo y he llegado a una conclusión, el mundo es un conjunto de realidades, relacionadas, enlazadas, que trascienden según esa interacción y mutables a nuestra conveniencia o nuestras capacidades. Lo real no existe realmente, existe nuestro propio real, el que cada uno generamos al percibir los hechos. Los hechos son, según eso, los que son, verdaderamente inmutables en cuanto a que suceden y lo hacen en un determinado momento y en un determinado lugar.
a mí siempre me ha preocupado el presente y el pasado, nunca el futuro. Sí, soy una persona idealista, pero creo que más como defensa ante un mundo, ante unos hechos, que no me interesan y que muchas veces me duelen, que como generación de perspectivas posibles. Hoy me planteo qué objetividad tiene eso realmente, pienso que he organizado un mundo virtual del que deseo salir, que sólo quiero mantener para momentos muy determinados, pero que temo, seguramente por lo difícil que resulta salir de él. Nadie quiere quedarse en ese mundo, nadie quiere compartirlo, y el propio mundo no me permite vivir tranquilo con mis propias percepciones y con los conceptos de vida que yo mismo me he elaborado a partir de ellas.
el mundo es muy limitado, no está a la altura de las posibilidades que tienen los que lo habitan. Yo puedo imaginar versiones del mundo que sería imposible que sucedieran, sin salirme de hechos que pueden ocurrir pero que nunca ocurrirían ni ocurrirán.
el mundo coarta la potencialidad del individuo. El individuo no puede hacer valer sus capacidades si no existe alguien que saque beneficio de ello. Puedes hacerlo por tí, pero a cambio tienes que hipotecar parte de tu vida, un tercio más o menos, en beneficio de esas otras personas. Si le cedes ese tercio y quitas otro tercio necesario para descansar, comer y hacer tus necesidades, sólo queda un tercio, que casi nunca es suficiente para poder desarrollar todas tus potencialidades. El mundo es frustrante.
el mundo es incoherente. Defiende unos valores que solamente están escritos en un papel que se presentaría con mucho bombo (alguien se beneficiaría de ello). Se crearon unos derechos humanos, se defiende un derecho a vivir, y otras muchas cosas más que son derechos y que están registrados en algún documento; pero el hecho es que de eso no hay nada, por el hecho de nacer y ser un nuevo ser humano no tienes derecho a nada, porque de tus derechos alguien hace un negocio, para enriquecerse.
el mundo es deshonesto, no premia tus capacidades individuales, premia la anulación de ellas en favor de la producción en grupo, de la alienación y la falta de criterio y crítica.
el mundo está en contra de la libertad, aunque parece buscarla. Error, la libertad no hay que buscarla, existe, y la tiene cada ser por el simple hecho de haber nacido, la libertad hay que defenderla.
pero es que ahora mismo las palabras ya no significan nada. Para defender algo hay que conocerlo bien y creer en ello. Cuando se cree en algo se utiliza como principio motor, y el mundo no usa la libertad como principio motor, sino como argumento político. Se habla de libertad, de amistad, de solidaridad, de defender todo esto como valores, pero sólo se aplican de forma tergiversada. La solidaridad, por ejemplo, siempre es contra alguien, solidaridad contra el hambre, contra el patrón, contra la guerra, contra la explotación de menores. La solidaridad implica un compromiso serio y verdadero, no es asistir a una manifestación y al día siguiente continuar contribuyendo, por ejemplo, a que siga explotándose a menores, tampoco es apadrinar a un niño dando un euro diario a una cuenta que sirve, en un gran tanto por ciento, para pagar sueldos de personal de una u otra ONG.
el mundo genera diferencias porque le interesa que existan. Alguien tiene que valerse de otro para poder identificarse, para diferenciarse. Se hacen exhibiciones vulgares de poder para poder acceder a ciertos bienes o posibilidades a base del perjuicio infligido a otros.
el mundo es extracompetitivo. El grado de exigencia actual, por ejemplo en el mundo laboral, roza lo obsceno. No se tiene en cuenta qué es lo que quieres o necesitas como ser, como individuo, como parte de la gran máquina de producción mundial, como eslabón de la cadena, para funcionar adecuadamente. El mundo está prácticamente exprimido, esquilmado. Podemos ser amables y creer en las todavía (hipotéticamente) existentes posibilidades de este mundo, pero lo real es que si miras alrededor, ya casi no hay nada que rascar, si no ¿por qué se busca qué rascar en otros planetas?
el mundo es mentira, es falso. No sabemos ni la mínima parte de lo que ocurre. Se nos vende la Era de las Comunicaciones cuando en realidad es la Era del Control, la Era del no harás nada sin que nosotros lo sepamos, y tú ni te enterarás.
el mundo es inexpresivo. No se apoya, ni se fomenta, ni se aplaude la capacidad de expresarse con tus propias palabras. Expresarse es una capacidad exclusivamente humana, pero el mundo es inhumano, el mundo es producción, es generación de riqueza económica, no reparto equitativo. No se potencia la expresión a ningún nivel, sólo se hace de una manera teórica y en ámbitos muy concretos, marginales. La heterogeneidad en los criterios parece provocar desequilibrio, descontrol. No interesa. El mundo está deshumanizado.
el mundo está medido, contado, vendido, comprado, sometido a las cifras de la riqueza económica hasta el punto de que sólo interesa el individuo capaz de generar dinero, como si fuera la gallina de los huevos de oro. En cuanto de je de generar esa riqueza, se cuestionará la persona y, si es necesario, se eliminará, por relajarse. Si no entras en ese juego, estás desplazado. El mundo es injusto.
el mundo está desorientado, busca valores, pero no sabe darles el valor necesario. Busca valores y sólo encuentra tópicos, frases hechas que quedan muy bien a la hora de autocalificarse, a la hora de comentarlos con los demás. Pero cuando llega el momento de ponerlos en práctica, se olvidan, se apartan a un lado porque no son prácticos, son sólo ideas.
el mundo es absurdo, está compuesto por individuos cada vez menos individuales, cada vez más aislados, cada vez menos capaces de mantener la capacidad de relación incluso consigo mismo, cada día más inmersos en problemas que le vienen de forma gratuita, que sufren sin darse cuenta del daño que les hace, y que nos hacemos.
la vida ... está infravalorada, es corta, pobre en las circunstancias actuales, se siente maltratada, desaprovechada, es mentirosa, está mediatizada, resulta ilógica. Sólo se puede disfrutar a partir de los 65 años y si tienes la suerte de llegar a ellos y con la cabeza medio sana ... Y si no quieres vivirla, porque no crees en ella, en lo que ves, en lo que percibes y en cómo lo percibes, sólo tienes dos posibilidades, ser un mentiroso para intentar sufrirla menos o ser un cobarde por no quererla.
si el mundo fuera mundo, si fuera justo, simplemente, no existiría el dinero, que es el cáncer que lo ha podrido todo. Se valorarían otras cosas, como la capacidad de entrega, como las verdaderas necesidades para sentirse pleno y felíz ... pero en cierto modo, y si me fijo en esto último, el mundo sí tiene una cierta coherencia: en ningún sitio dice que ell fin de la vida, que el fin último del mundo sea ser felíz, sólo es una forma de hablar, otra frase hecha más.
el mundo desprecia al ser humano, adora la producción. Tanto produces, tan valioso eres. Nos convierte en cosas, en máquinas, en animales que se pasan la vida tirando de un arado sin preguntarse nunca por qué lo hace. Está claro, acambio de forraje, pero no de más, ni mejor, del mismo siempre, el que cada vez tiene un precio más caro, el que un día ni podremos pagar.
el mundo es, verdaderamente, algo demasiado complejo. Yo ni siquiera lo comprendo porque no me comprendo. Yo soy parte del mundo. El mundo ha perdido mucho sentido para mí últimamente, como ocurre también con la vida. Te ves caminando, subiendo, trepando a veces muros de los que no ves el final, caminando por desiertos, cada vez más solo, rodeado de gente, persiguiendo algo que ya conociste, algo que fuiste, o creíste ser en algún momento. Hay días que te sientes enormemente cansado de todo, con ganas de terminar, de llegar, o de dejarlo como está porque piensas que ya no hay solución. Te has dejado los brazos moviendo los escombros de tu propia vida, los nudillos pelados ya de andar a golpes con tu propia existencia y a codazos con la vida. Miras hacia atrás y hacia delante, sabes que sólo tienes treintaicinco, ¡sólo treintaicinco! Y te entran unas ganas de llorar que muchas veces no puedes contener, te tumbas en la cama a mirar el techo, a intentar ordenar un poco tu cabeza. ¿Sabes? Al final siempre sonríes, siempre terminas diciendo ¡qué vida más perra! A veces ya no merece la pena ni llorar y buscas un suicidio, integrarte en el sistema, en eso que tanto aborreces, en lo que te anula y te aniquila. ¿Eso es la vida? Puedes elegir vivirla como una poesía, intentando tener otras percepciones del hecho. Al final terminas excluído, fuera de todo, lejos de todos, caminando por el desierto de lo irreal, disfrutando de visiones, viviendo de sueños que casi nunca se cumplen y, muchas veces, cuando se cumplen, te hacen daño. Intentas venirte para arriba, subir tu corazón a lo más alto, buscas la alegría de vivir por todos los rincones y sólo encuentras heridas, y cicatrices que nunca se van, y despojos, porque lo que es bonito, ni siquiera es real. Y no se puede vivir de sueños. Creí tenerlo casi todo y, si me miro ahora las manos ¿qué tengo? Los trozos de mi vida, rotos, incompletos, descoloridos. El pegamento que creí encontrar para volver a unirlos, para volver a darles sentido, fue solamente una visión más, una ilusión, otro desengaño más. ¿Tiene sentido continuar?
en ocasiones pienso que no ...
de nuevo en casa. Posiblemente por última vez. Tan sólo quedan 15 días para dejar definitivamente este lugar y, aunque me da una cierta pena, tengo ganas de largarme de aquí. Hay recuerdos en esta casa, hay presencias que ya nunca volverán a estar. A pesar de que hace mucho tiempo que estuvieron, por última vez, la casa no deja de oler a su presencia, a toda aquella ilusión que puse en arreglarla y dejarla bonita para que se sintiese a gusto. Ya nunca más volverá a ocurrir eso en este sitio ...
a pesar de todo, me llevo algún que otro buen recuerdo de aquí, de este pueblo. Alguna gente noble, quizá buenos amigos, alguna noche y tantas tardes de invierno compartidas, hablando y consultando cosas en la red; excursiones, paseos y horas de trabajo. Ver nacer la serie de los colchones, verla evolucionar y una Mónica con los ojos muy abiertos exclamando "¡hala!" cada vez que veía una pieza nueva, eligiendo cuál era la suya, la que más le gustaba, con la que más se identificaba. Aquella Mónica-niña curiosa y cariñosa que venía a verme en aquellos fríos días de este invierno pasado. El calor llega y esto va dejando de gustarme, es lo cierto.
ahora empiezo nueva etapa en Madrid, quizá con un trabajo nuevo, seguro con un estudio nuevo, con ideas nuevas y muchas cosas que cerrar, algún capítulo que dar por terminado. ¿Quién me acompañará después? Yo sé quién quiero que lo haga y sé cómo me gustaría que lo hiciese. Vuelta a la casa familiar por algún tiempo, el necesario para reorganizar las cosas antes de volver a emprender el vuelo, espero que no en soledad. Esta vez no huyo de nada, lo necesito, voy sin miedos, sin nada que olvidar, sin nada que esconder. Me voy queriéndome menos que lo que me quería cuando vine, pero me conozco más, sólo falta aceptarme, de nuevo. Y aceptar, de nuevo.
suerte Nacho.
me despierto, como siempre muy temprano, para empezar a preparar las cosas que tengo que llevar a Madrid. Cuatro cuadros. Los envuelvo en plástico de burbujitas y uno de ellos, que ya había recibido un golpe, recibe otro: le doy con el pie y arranco un trozo del yeso de una esquina. Son demasiado frágiles ... todo es demasiado fragil. Esta tarde me toca restaurarlo y que no se note el golpe.
siento una sensación extraña al ver que todos los cuadros están terminados ya, una sensación como de vacío y a la vez de libertad. Me gustaría irme de viaje unos días a relajar la mente, quizá a la playa. Me gustaría poder dormir plácidamente y no despertarme tan temprano. Me gustaría poderte ver esta noche, no quiero dormir solo, quiero que hablemos ... La verdad es que me siento unpoco vacío, no triste ni nostálgico, sólo un poco vacío. Algunas de mis piezas faltan y las echo de menos.
en unas horas voy a Madrid, con los cuatro cuadros. Me encontraré lo de siempre, sin ninguna novedad, seguro. Principio de tarde tediosa que remediaré quedando con alguien para matar el tiempo hasta que ella llegue y, ojalá, llame por teléfono para decírmelo. Mañana por la mañana terminaré de restaurar el cuadro herido y, quizás, para relajarme, vaya a ver una exposición. A las 18:30 la cita con la galería.
otra vez el inexorable paso del tiempo y su rastro escrito, sus consecuencias. "enero 2004 - Semana Santa de 2004 - octubre 2004", y ayer el día de la madre. No dejé de mirar ese cuadro en todo el día, colgado en la pared principal de mi salón, vigilando la sala.
mi madre, revuelta por dentro, empieza a escribir líneas tristes en las que relata cómo mi padre es atacado por la enfermedad que tantas veces ha derrotado y que otras tantas le ha vencido. Se adapta, toma formas blandas, de cariño, de dedicación. Se olvida de cuáles son sus quehaceres para dedicarse por completo a ayudarle a superar su posible agonía. Finalmente vence, blanca, lisa, brillante y luminosa la mala racha sin saber ... Semana Santa de 2004, devorada por lo mismo, por todos lados, vientre hinchado y menos de 50 kilos. El amor de la familia es lo único que le preocupa y, agarrada a ello, siempre pensando en proteger a los suyos, lucha contra el monstruo que cada día va dejando más huellas sobre su rostro, sobre sus piernas, sobre su vientre, sobre los que la queremos. Me rebelo y golpeo la almohada tumefacta que se resquebraja, maciza, dejando gotear rastros de sangre, mostrándonos la podredumbre en toda su esencia. Ella sonríe a pesar de todo e intenta hacer el esfuerzo de mantenerse en pie, de dar de comer a su nieta a la que por fín ha visto, se fotografía con ella con un rostro que ninguno queremos ver, una imagen que nadie quiere recordar. Y en su lugar la casa se llena de imágenes sonrientes, de momentos de alegría y de escenas entrañables. Todos alrededor, octubre de 2004, con su mano entre las nuestras, acostada en la cama. Los ojos cerrados bajo unos párpados que pelean por querer abrirse, la piel de la cara amarillenta, tensada por los huesos que la dan forma desde dentro. Callada, con sus secretos dentro, los que se llevó con ella para siempre y nunca nos dijo. Yo sólo recuerdo aquel "yo confío en tí" que me dijo con aquella mirada de complicidad después de yo intentarle hacer ver a mi padre el camino que ya mucho antes había elegido. "No te preocupes, yo confío en tí" se me quedó grabado en la mente para siempre, y por ella lo hice, recordando toda su vida, para que nunca se me olvide que en el lecho de su muerte confió en mí.
se fue. Entre gemidos suaves que más que de dolor eran de pena, de pena y de preocupación por dejar las cosas sin terminar, por no haber visto las cosas funcionar como todos le habíamos prometido. Pero la vida no le regaló más años y quiso que se durmiera, un 4 de octubre recién estrenado, con todas sus ilusiones, algunas de ellas sin cumplir, con el vientre hinchado y endurecido, entre las lágrimas de sus seres queridos, juntos, abrazados. Y yo, desesperado, preso de la rabia, golpeo el almohadón endurecido deformándolo con mis nudillos; de mis manos, ensangrentadas, caen gotas sobre la superficie, grito y aprieto los dientes por la rabia y por la frustración de no poder contribuir a una despedida más dulce. Dejó dos huecos entre las piezas amarillentas de un colchón de cuero envejecido, huecos como ojos abiertos al infinito, a la esperanza y al deseo de que todo iba a ir bien. Mi padre se los cerró antes de romper a llorar, como un niño, al darse cuenta de que había perdido a la mujer de su vida.
ayer fue el día de la madre y yo te felicité, desde mi estudio, mirando al cuadro, recordándote, hasta que mi visión fue tan turbia que pensé que todo esto está siendo, solamente, un mal sueño del que pronto despertaré. Frente a mí, una cara y dos ojos negros me dirán lo mucho que me quieren. Y ella me abrazará con mucho cariño.
... sólo es una pesadilla, Nacho ... tranquilízate, venga ... deja de temblar, cariño ...
día feo
lluvia
viento
extraño
triste
solo
ven
...
(deseo)
siempre me preguntan cómo se deben interpretar mis cuadros, la pintura y el arte en general. Con frecuencia digo que entender un cuadro es lo mismo que entender una poesía. Pero el problema, en mi opinión, es el querer entenderlo. Pienso que la única herramienta y/o formación que existe para entender, tanto un poema como cualquier obra de arte, reside en la sensibilidad. La sensibilidad es la única forma de dejar que un testimonio (no son más que testimonios, en cualquiera de los casos) llegue a nosotros abriéndonos las puertas del sentir, del hacer nuestro algo que ha dado forma otra persona; también del crear, del sentir el momento en el que vuelcas todo tu discurso, que nadie escucha en una superficie.
y esto es válido sea de la forma que sea, quiero decir que no existe ninguna fórmula magistral que seguir para entender lo que uno quiere decir. Lo que yo te digo, puede ser percibido por tí de una manera diferente a la intención con que yo la quiero expresar. En cierto modo es subjetividad absoluta, la misma de la que puede surgir el anhelo y la necesidad de construirlo. Un momento, un gesto o un pensamiento fugaz, un simple deseo puede ser motivación suficiente para ponerse manos a la obra con cualquier obra. Puedo escribir un poema de forma automática, inconsciente, fresca, sin reparar en estilos ni métricas. Puedo pintar un cuadro dejándome llevar por las formas que allí van apareciendo; o por los colores, que surgen, de repente, de mezclas accidentales sobre la superficie de una tabla o un lienzo; muchas veces me ocurre tal cosa. No es tan complicado, o sí lo es ... lo que sí está claro es que es, y de alguna forma se conserva, no sé si teniendo sentido o no, durante el tiempo para que el resto lo pueda percibir y, posiblemente, disfrutar (o sufrir) del mismo modo que lo hice yo o de otro, ¿qué más da?.
leo en la web de un tal Elejalde ...
"Tal vez los únicos momentos en que hay poesía es cuando se escribe y cuando se lee. Pues la poesía es acto, no poema. Al final del acto poético, sólo queda literatura petrificada y la posibilidad de que un lector reinvente la poesía durante su propia lectura. Pero si el poeta tiene éxito en su intento ¿Para qué querría seguir escribiendo? Si una vez que el tiempo aleja el impulso vital que le llevó a escribir, el poeta lee su poema como si fuese ajeno ¿Dónde está la poesía imperecedera?
Como cualquier palabra, el poema si no es escrito o leído, simplemente no existe. Pero hay una distancia entre el que escribe y el que lee : tal vez, movido por una obsesión muy personal, escribo un poema que a mí me dice algo, que encierra claves secretas que sólo yo conozco y que el lector no podrá sino ignorar. El que lee, guiado por su propia experiencia literaria y por sus propias obsesiones, interpretará el poema de una manera que tal vez yo nunca pude prever. Y qué importa."
efectivamente, lo que importa realmente es que alguien lo llegue a poder intepretar alguna vez ...
ayer por la noche salí a tomar unas copas con la gente de este pueblo. Eran las fiestas de un pueblo de al lado y decidimos ir a divertirnos un rato. Yo pensé que me iba a venir muy bien tomar esas copas, ver gente y conocer gente nueva, aunque desde el día 5 de enero no probaba ni una y prácticamente ni he salido. Me pareció buena idea. Fuimos 5 juntos desde aquí, a las 12 de la noche. Tuvimos que hacer un montón de kilómetros para poder llegar a un pueblo extraño, con un ambiente más extraño aún. Me lo habían advertido ya.
anduvimos viendo al grupo que estaba tocando en el escenario. Charlamos y bebimos de las botellas que llevábamos compradas desde antes. La costumbre en estos sitios es, aún, hacer botellón. La gente compra las botellas y las carga en el maletero del coche, dentro de una nevera portátil, junto con el hielo. Cuando se llega al sitio, se abre el maletero, se pone la música y se bebe, o se sirve uno la copa y van al lugar en donde está el jolgorio. Bueno, el plan parecía diferente y, sobre todo, barato (nunca antes había participado en un botellón). Tengo que reconocer que se me subieron demasiado las copas porque no bebo, como he dicho, desde enero. Pero me limité a estar con mi grupo y a tratar de distraerme con ellos a pesar de que había otros muchos grupos de personas conocidas de otros pueblos, la gente que se ve todos los fines de semana en los mismos sitios a los que íbamos. A eso de las 2 de la mañana la gente empezaba a ir un poco cargada y continuamente se veían grupos pequeños que iban y venían de "lo oscuro" a la plaza. Yo empecé a sentime un poco raro, continuaba hablando pero no podía quitar la vista de esos grupos de personas, de entre 17 y 25 años que iban y venían. El ambiente empezaba a tensarse demasiado a medida que subía el tono de la música, de los pasodobles estaban pasando a rock y el volumen era bastante alto. La gente empezaba a paladear y a caminar deprisa y casi sin hablar ...
en un momento dado decidimos ir a comer algo porque la cena era ya un recuerdo y porque, en mi caso, quería dejar de sentirme tan mareado, necesitaba asentar un poco el estómago y volver a poner los pies en la tierra. Realmente me encontraba extraño en aquel lugar. Más tarde, después de ir de nuevo a la plaza, al mogollón, y que estos se tomasen otras dos copas (yo ya había decidido dejar de beber, 3 eran demasiadas para mí por esa noche), alguno volvió a tener hambre y de nuevo nos acercamos a por algo a uno de los puestos ambulantes que había montados alrededor de la plaza.
la noche estaba terminando para mí, eran las 4 de la mañana, estaba cansado, con malestar en el cuerpo y, para qué mentir, habiendo bajado ya "de la nube", un poco melancólico, acordándome de Mónica cada dos por tres. Algunos de nuestro grupo iban unos metros por delante y, por alguna razón que no recuerdo, otros habíamos parado a hacer algo, quizá pis en algún cercado. Cuando alcanzamos a los demás vimos que estaban con dos chicas, de unos 18 a 21 años, bastante "monas", una de ellas sentada en el suelo y la otra hablando con Alfredo, que llevaba una hamburguesa en la mano. Julio y yo llegamos hasta donde estaban en el momento justo en el que Alfredo dejaba la hamburguesa encima del techo de un coche y se ponía a hablar con la que estaba sentada. Situación poco normal, la amiga empezaba a ponerse nerviosa poco a poco. Me acerco y les comento que es mejor que en ese estado no se duerma. La chica llevaba un pedo de aúpa y se caía dormida. Les dije que la obligasen a andar un poco, sujetándola entre dos. Alfredo y la amiga la incorporaron pero a duras penas conseguían que despertase. Julio, muy fuera de lugar tuvo que hacer el comentario de "éste, con tal de tocar, hace lo que sea". Mal, tío, mal. La amiga más serena no podía con la otra aunque era muy delgada. Como de goma, se les escurría de los brazos y caía continuamente de rodillas en el suelo, la cabeza agachada. Decía "dejadme dormir, dejadme dormir". Le dije a la amiga que me dejase ayudarle, pasé su brazo por detrás de mi cuello y la sujeté de la cintura o del hombro, no recuerdo. Al otro lado, Adrián me echaba una mano y obligábamos a la niña a caminar a un lado y a otro con tal que no se durmiese. La amiga no dejaba de decir "si casi no ha bebido nada". Le dije que fuese a por un vaso de agua fría para echarle un poco en la nuca y en la frente y ella fue corriendo, mientras los demás de nuestro grupo observaban y hacían comentarios que ni escuché. Mejor ...
continuamente, con una mano, yo trataba de levantarle la cara a la chica, para que le diese el aire (no sé si hice bien, hice lo que pude). Intentamos hacerla hablar, respirar y devolver un poco pero no tenía ya nada en el estómago, sólo echaba el agua que había bebido. Inmeditamente le pregunté a la otra chica si habían venido solas, y al decirme que no, que estaban con otras 3 personas, sus dos novios y la hermana de la chica inconsciente, le dije que fuese a buscarlos para llevarse a esa chica a algún lado en el que la pudieran atender. Curiosamente, en las fiestas de ese pueblo, que eran, supuestamente, las patronales, oficiales, no había ni una sola ambulancia, ni Guardia Civil, ni ayuda de ningún tipo, hectolitros de alcohol por todos los lados y la gente cada vez más tensa, mucho más tensa. Por todos los lados empezaba a haber discusiones y lios (menuda mierda de panorama, joder). Vinieron finalmente los dos novios, aceleradamente ... ¿quién coño eran esos que tenían en brazos a su novia? A punto estuvo uno de ellos de meter la pata hasta el cuello, pero se calmó al ver que sólo estábamos ayudando. La chica se dejó caer al suelo y uno de los chicos intentó hablar con ella despertarla y calmarla. Estaba temblando ya cuando la teníamos sujeta nosotros. Le sugerí que llamasen al 112, para pedir ayuda porque me daba la impresión de que la chica era ya un pelele que ni respondía a las palabras ni a nada y ese estado no era el normal de una borrachera "habiendo bebido poco". La amiga, nerviosísima fue a buscar a la hermana de la otra y en dos minutos aparecieron, la primera desencajada, sin saber qué hacer, la segunda riéndose, absolutamente borracha, se agachaba y miraba curiosa a su hermana medio inconsciente tirada en el suelo, y no decía nada. De repente exclamó que "es que se estaba meando" que "ahora venía". Se fue riendo mientras corría ... pasó de la hermana como de comer mierda. Pasan los minutos y llega de nuevo, riéndose un poco agobiada porque ha perdido el móvil y está muy preocupada y nerviosa, lo ha perdido cuando estaba meando, y mientras la hermana a punto del coma. Uno de los dos idiotas de novios le presta el suyo para que se autollame y encuentre el teléfono en la oscuridad no sin antes decirle que "esta vez no pierdas el mío también" y se ríe a carcajada limpia. Vuelvo a sugerirle al chico otro lo del 112 y la chica inconsciente, histérica, sin levantar la cabeza grita "¿queréis que me vuelvan a ingresar otra vez?". En ese momento la amiga le pregunta si se ha tomado la medicación. ¡La chica está medicándose! Ahora encajan las cosas, no necesitaba beber más que una o dos copas y la reacción estaba garantizada ... ¡A saber qué coño se había tomado de medicación!. El asunto se ponía feo pero ellos deciden que se la llevan, la cogen en brazos y el idiota del móvil, no deja de darnos las gracias por haberle explicado diez mil veces cómo salir de aquel pueblo extraño, yo creo que ni se enteró de lo que Adrián le decía una y otra vez. La hermana ni se entera, se va riendo y diciendo tonterías, cantando y bailando, pasando de nuevo de la situación, como si no fuera con ella. Yo me quedo bloqueado ... por un momento he sabido perfectamente cómo se sentía aquella chica ... esa chica estaba medicándose por asuntos de depresión, nos explica la amiga. Joder, joder ...
Alfredo no deja de comer la hamburguesa, pasando del tema, Julio no ha hecho nada de nada por ayudar y Adrián, que había estado sujentando a la chica conmigo sólo tiene la felíz idea de comentar que ya que no habíamos podido ser útiles (¿eso creía?) y solucionar el problema, por lo menos se había puesto morado tocándole las tetas a la chica. En ese momento (junto con unos gritos que venían de dentro de una carpa, entre dos chicas que se insultaban y estaban a punto de pelearse) todo se me vino abajo, todas las imágenes que había percibido en ese tiempo, que fue una hora, pasaron demasiado deprisa por mi cabeza y me entró una congoja indescriptible. Se me encogió el corazón, me quedé helado, una mezcla entre cabreo, rabia, impotencia y pena se adueñó de mí y me entraron ganas de llorar. Sólo pude preguntar en bajo, para mí mismo ¿en qué coño piensa la gente cuando quiere salir a divertirse?¿se ha divertido ese grupo?¿qué coño nos estamos haciendo, joder? Miré a Julio, mientras Alfredo terminaba su comida y él me miró. Me preguntó "¿qué hacemos?". "Yo me voy, y me voy YA". Me metí en el coche, me puse el cinturón de seguridad y no dije una sola palabra mientras volvíamos a casa. Me pasé el trayecto aquel, entero, por una carretera estrechísima entre campos de cultivo, un lugar en el que nunca había estado y que utilizan para esquivar a los guardias y sus controles de alcoholemia, sin decir nada y mirando por la ventanilla el horizonte que ya se iba aclarando.
5:30 de la mañana: tengo un shock de tres pares de cojones, no sé si por lo de la chica o por los comentarios de la gente que venía conmigo ... o porque yo ya no sirvo para esas fiestas, han dejado de interesarme definitivamente. Me acuesto en el sofá, como he hecho durante toda la semana, me arropo bien con el edredón y mientras me fumo el último cigarro (he bebido alcohol y no me atevo, ni puedo tomar un solo tranquilizante, no quiero más sustos). Agarro la pulsera de Mónica, que está en la mesa de delante del sofá, la agarro con fuerza y se me saltan las lágrimas, por fín. Lloro por no sé qué ... quizá porque te necesitaba a mi lado en ese preciso momento, porque necesitaba un consuelo urgente, porque el mundo había perdido todo su sentido, porque la gente joven está destrozándose a marchas forzadas, porque me siento solo en ese momento y necesito tus besos tranquilizadores ... porque estoy espeluznado con lo que ha pasado y parece ser que soy el único al que le ha afectado ... Necesito llorar y lo hago, no me planteo más.
6:30 de la mañana: amanezco terriblemente triste, agarrando aún la pulsera. La beso, le digo que te quiero y entre sollozos, con un grito contenido en la garganta, llamo a Mónica una y otra vez.
sólo me queda un cuadro por acabar, todo lo demás, excepto por la firma que me queda estampar, está ya resuelto; todo el discurso montado, organizado, explicado y expuesto. Me parece coherente, sincero e interesante. Debidamente contado, revolvería, quizá, los conceptos vitales de mucha gente, pienso yo, si estos fueran capaces de situarse en el mismo nivel de sinceridad que me he colocado yo para crearlos. No es pintura social, ni mucho menos, no me interesa; es mucho más artístico, más estético, más filosófico, más asentado en el plano impenetrado de los sentimientos.
la pieza que me queda por resolver no puede hacerse hasta la semana que viene. Hasta el momento ha sido intepretada de forma errónea por los que la han visto. Claro que muchos sólo han sabido decir que tiene mucho parecido con la realidad. Ni siquiera planteo la realidad, aunque sí existe un leve sabor de trompe l'oeil, sin intención argumental. El trampantojo, aquí, no es razón de nada y posiblemente podía haber sido sustituído por las piezas originales para evitar juicios absurdos y desorientados (¿quién sabe por dónde seguirá esta labor sino yo? ya veré, y ya verá el mundo).![línea de fuga [2/3]](http://home.ripway.com/2004-12/230738/weblogshots/corazon_2.png)
está sin terminar, salta a mi vista. Buenos acabados y una intención de jovialidad que no encajaba con la idea general de una serie extremadamente reflexiva. Aquí no cabe un "parchís" sin una declaración de intenciones bien definida. Faltan piezas, no es que se haya desmontado, date cuenta de que lo que existe, lo que hay, está perfectamente ordenado. Cada pieza encaja en el vacío y todas ensamblan a la perfección. Sólo resta rellenar los huecos, pero ¿con qué? Las piezas que faltan van a surgir de una conversación, van a ser el testimonio de una conversación, el resumen de tres meses, de una representación en tres actos que puede ser tan real como mentirosa. ¿Es el arte una mentira? No debería, y fijarse en la parcelación de la escena es, sencillamente, una trivialización de la expresión, un intento de dar al arte un caracter subjetivo que no es, ni siquiera, un atributo que le debiera corresponder.
estoy pensando en las piezas que faltan, último paso antes de colgarlo todo en la pared. Reflexiono en si deberán aparecer, en si realmente existen ya en mi cabeza creadora esas piezas, en por qué mis manos no han empezado a elaborarlas. ¿Existen datos, líneas de un diario, que las puedan empezar a dar forma? ¿son esos datos los que yo tengo y uso en mi vida cotidiana? Hasta qué punto determinan mi forma de actuación, hasta que punto son parte de un sueño y no de una experiencia vivida ¿son más bien necesidades? El objeto se convierte en objeto de deseo, en quimera, en un relato, un cuento de hadas.
las piezas van a ser un collage, eso sí. Hojas arrancadas y expuestas al estilo más conceptual: son lo que son, páginas de un libro de poemas que yo pincho con una chincheta en la superficie blanca y lisa de una pared, páginas de un cuaderno sobre la mesa, que pasan a un lado y a otro acariciadas, empujadas por el viento. Deseos vertidos, sensaciones y experiencias; conclusiones que llevarán tu nombre escrito. Tu nombre y el de todos los demás, el mío también. Todos los nombres escritos, unos sobre otros, como siempre tapándose, borrando a la vez que quieren significarse. Todos ellos en el campo de batalla de mi corazón acolchado:
[ sáb abr 10 01:08:44 CEST 2004 ]
alguno quiso asomarse al mirador y ver, desde la barrera, todo lo que no supe hacer. alguien supo lanzarme mi vida como arma a ver si asestaba un golpe certero. esquivé cuanto pude antes de empezar a caer. y caí como caí, no de pie, aunque los callos de mis manos o los de mi corazón impidieron que llegase el dolor y me pude levantar. ahora soy diferente, desconfío de cualquiera del que no me quiero fiar, pero de tí no. ya no busco igual que antes, sólo camino, avanzo pensando en que encontraré cuando sea, como sea, lo que sea y donde tenga que ser. y, mientras tanto, me detendré al borde del abismo, planteándome lo imposible, esperando lo imprevisible; buscando, siempre buscando, aunque todavía crea no encontrar nada.
donde otras veces te asomaste para ver el inmenso vacío empieza a haber existencia, puedes escuchar, incluso, voces, risas y alguna que otra música; puedes bailar si quieres, nadie te dirá nada, pero tampoco te lo pedirá nadie. puede que te pregunten por algo pero no tienes que contestar si no quieres, pueden cogerte de la mano, pero no es necesario que sigas los pasos de nadie, la luz es suficiente para poderte guiar. puedes hacer todo lo que quieras, pero eso sí, si sales, no hagas ruido y no levantes polvo. sé tú mismo, como me gusta que seas y, si tienes qué contar, me lo dices.
he extendido una alfombra suave para que tengáis los pies calientes, porque el invierno es crudo aquí, en el interior. luces suaves, cálidas, y cojines para que podáis sentaros cómodamente en cualquier rincón. será porque, muy en el fondo, necesito que os sintáis bien aquí.
será por eso ...
(extraído de la primera versión de Have I Brain Today?)
quizá algunas de las piezas del puzzle podrían haber sido ya colocadas, pero de alguna forma decido que no debe ser así, que esta parte del argumento no la debo dictar yo. El sentimiento de esta pieza era compartido desde el principio, compartido entre dos. Y dos son los que tienen que darle fin. De momento sólo puedo poner unos puntos suspensivos en cada celda vacía para no dejar huecos, para no dejar sinsentidos, porque no existe el sinsentido en la pieza, no debe existir para que no haya sido esfuerzo tirado a la papelera, semilla desaprovechada en terreno baldío, como expongo en otras piezas que aluden a otros momentos, a otros discursos.
el arte surge de una necesidad, sin duda señor Kandinsky, debe surgir de esa necesidad, condición sine qua non del arte en general. Necesidad satisfecha con una pregunta planteada en sí, expuesta simplemente al sentimiento del espectador (¿discurso incompleto?) o como conclusión expuesta que pueda (o no) sugerir otras cuestiones abriendo puertas al pensamiento personal, otorgando la palabra al espectador y preguntándole, sigiriéndole un acercamiento de una manera encubierta ... Es el objeto del arte contemporáneo, poner sobre la mesa del intelecto social las cuestiones que le conmueven. Surgiendo como inquietud insatisfecha deviene casi absoluto existencial; como fragmento de un diario de bitácora, lo convierte en autobiografía plástica susceptible de juicio ... Ahí planteo mi cuestión, y dos días aún para resolverla. El miércoles he de tener tomada una decisión, porque tendré que defenderla.