séptimo día, el peor, por ahora
ayer por la noche salí a tomar unas copas con la gente de este pueblo. Eran las fiestas de un pueblo de al lado y decidimos ir a divertirnos un rato. Yo pensé que me iba a venir muy bien tomar esas copas, ver gente y conocer gente nueva, aunque desde el día 5 de enero no probaba ni una y prácticamente ni he salido. Me pareció buena idea. Fuimos 5 juntos desde aquí, a las 12 de la noche. Tuvimos que hacer un montón de kilómetros para poder llegar a un pueblo extraño, con un ambiente más extraño aún. Me lo habían advertido ya.
anduvimos viendo al grupo que estaba tocando en el escenario. Charlamos y bebimos de las botellas que llevábamos compradas desde antes. La costumbre en estos sitios es, aún, hacer botellón. La gente compra las botellas y las carga en el maletero del coche, dentro de una nevera portátil, junto con el hielo. Cuando se llega al sitio, se abre el maletero, se pone la música y se bebe, o se sirve uno la copa y van al lugar en donde está el jolgorio. Bueno, el plan parecía diferente y, sobre todo, barato (nunca antes había participado en un botellón). Tengo que reconocer que se me subieron demasiado las copas porque no bebo, como he dicho, desde enero. Pero me limité a estar con mi grupo y a tratar de distraerme con ellos a pesar de que había otros muchos grupos de personas conocidas de otros pueblos, la gente que se ve todos los fines de semana en los mismos sitios a los que íbamos. A eso de las 2 de la mañana la gente empezaba a ir un poco cargada y continuamente se veían grupos pequeños que iban y venían de "lo oscuro" a la plaza. Yo empecé a sentime un poco raro, continuaba hablando pero no podía quitar la vista de esos grupos de personas, de entre 17 y 25 años que iban y venían. El ambiente empezaba a tensarse demasiado a medida que subía el tono de la música, de los pasodobles estaban pasando a rock y el volumen era bastante alto. La gente empezaba a paladear y a caminar deprisa y casi sin hablar ...
en un momento dado decidimos ir a comer algo porque la cena era ya un recuerdo y porque, en mi caso, quería dejar de sentirme tan mareado, necesitaba asentar un poco el estómago y volver a poner los pies en la tierra. Realmente me encontraba extraño en aquel lugar. Más tarde, después de ir de nuevo a la plaza, al mogollón, y que estos se tomasen otras dos copas (yo ya había decidido dejar de beber, 3 eran demasiadas para mí por esa noche), alguno volvió a tener hambre y de nuevo nos acercamos a por algo a uno de los puestos ambulantes que había montados alrededor de la plaza.
la noche estaba terminando para mí, eran las 4 de la mañana, estaba cansado, con malestar en el cuerpo y, para qué mentir, habiendo bajado ya "de la nube", un poco melancólico, acordándome de Mónica cada dos por tres. Algunos de nuestro grupo iban unos metros por delante y, por alguna razón que no recuerdo, otros habíamos parado a hacer algo, quizá pis en algún cercado. Cuando alcanzamos a los demás vimos que estaban con dos chicas, de unos 18 a 21 años, bastante "monas", una de ellas sentada en el suelo y la otra hablando con Alfredo, que llevaba una hamburguesa en la mano. Julio y yo llegamos hasta donde estaban en el momento justo en el que Alfredo dejaba la hamburguesa encima del techo de un coche y se ponía a hablar con la que estaba sentada. Situación poco normal, la amiga empezaba a ponerse nerviosa poco a poco. Me acerco y les comento que es mejor que en ese estado no se duerma. La chica llevaba un pedo de aúpa y se caía dormida. Les dije que la obligasen a andar un poco, sujetándola entre dos. Alfredo y la amiga la incorporaron pero a duras penas conseguían que despertase. Julio, muy fuera de lugar tuvo que hacer el comentario de "éste, con tal de tocar, hace lo que sea". Mal, tío, mal. La amiga más serena no podía con la otra aunque era muy delgada. Como de goma, se les escurría de los brazos y caía continuamente de rodillas en el suelo, la cabeza agachada. Decía "dejadme dormir, dejadme dormir". Le dije a la amiga que me dejase ayudarle, pasé su brazo por detrás de mi cuello y la sujeté de la cintura o del hombro, no recuerdo. Al otro lado, Adrián me echaba una mano y obligábamos a la niña a caminar a un lado y a otro con tal que no se durmiese. La amiga no dejaba de decir "si casi no ha bebido nada". Le dije que fuese a por un vaso de agua fría para echarle un poco en la nuca y en la frente y ella fue corriendo, mientras los demás de nuestro grupo observaban y hacían comentarios que ni escuché. Mejor ...
continuamente, con una mano, yo trataba de levantarle la cara a la chica, para que le diese el aire (no sé si hice bien, hice lo que pude). Intentamos hacerla hablar, respirar y devolver un poco pero no tenía ya nada en el estómago, sólo echaba el agua que había bebido. Inmeditamente le pregunté a la otra chica si habían venido solas, y al decirme que no, que estaban con otras 3 personas, sus dos novios y la hermana de la chica inconsciente, le dije que fuese a buscarlos para llevarse a esa chica a algún lado en el que la pudieran atender. Curiosamente, en las fiestas de ese pueblo, que eran, supuestamente, las patronales, oficiales, no había ni una sola ambulancia, ni Guardia Civil, ni ayuda de ningún tipo, hectolitros de alcohol por todos los lados y la gente cada vez más tensa, mucho más tensa. Por todos los lados empezaba a haber discusiones y lios (menuda mierda de panorama, joder). Vinieron finalmente los dos novios, aceleradamente ... ¿quién coño eran esos que tenían en brazos a su novia? A punto estuvo uno de ellos de meter la pata hasta el cuello, pero se calmó al ver que sólo estábamos ayudando. La chica se dejó caer al suelo y uno de los chicos intentó hablar con ella despertarla y calmarla. Estaba temblando ya cuando la teníamos sujeta nosotros. Le sugerí que llamasen al 112, para pedir ayuda porque me daba la impresión de que la chica era ya un pelele que ni respondía a las palabras ni a nada y ese estado no era el normal de una borrachera "habiendo bebido poco". La amiga, nerviosísima fue a buscar a la hermana de la otra y en dos minutos aparecieron, la primera desencajada, sin saber qué hacer, la segunda riéndose, absolutamente borracha, se agachaba y miraba curiosa a su hermana medio inconsciente tirada en el suelo, y no decía nada. De repente exclamó que "es que se estaba meando" que "ahora venía". Se fue riendo mientras corría ... pasó de la hermana como de comer mierda. Pasan los minutos y llega de nuevo, riéndose un poco agobiada porque ha perdido el móvil y está muy preocupada y nerviosa, lo ha perdido cuando estaba meando, y mientras la hermana a punto del coma. Uno de los dos idiotas de novios le presta el suyo para que se autollame y encuentre el teléfono en la oscuridad no sin antes decirle que "esta vez no pierdas el mío también" y se ríe a carcajada limpia. Vuelvo a sugerirle al chico otro lo del 112 y la chica inconsciente, histérica, sin levantar la cabeza grita "¿queréis que me vuelvan a ingresar otra vez?". En ese momento la amiga le pregunta si se ha tomado la medicación. ¡La chica está medicándose! Ahora encajan las cosas, no necesitaba beber más que una o dos copas y la reacción estaba garantizada ... ¡A saber qué coño se había tomado de medicación!. El asunto se ponía feo pero ellos deciden que se la llevan, la cogen en brazos y el idiota del móvil, no deja de darnos las gracias por haberle explicado diez mil veces cómo salir de aquel pueblo extraño, yo creo que ni se enteró de lo que Adrián le decía una y otra vez. La hermana ni se entera, se va riendo y diciendo tonterías, cantando y bailando, pasando de nuevo de la situación, como si no fuera con ella. Yo me quedo bloqueado ... por un momento he sabido perfectamente cómo se sentía aquella chica ... esa chica estaba medicándose por asuntos de depresión, nos explica la amiga. Joder, joder ...
Alfredo no deja de comer la hamburguesa, pasando del tema, Julio no ha hecho nada de nada por ayudar y Adrián, que había estado sujentando a la chica conmigo sólo tiene la felíz idea de comentar que ya que no habíamos podido ser útiles (¿eso creía?) y solucionar el problema, por lo menos se había puesto morado tocándole las tetas a la chica. En ese momento (junto con unos gritos que venían de dentro de una carpa, entre dos chicas que se insultaban y estaban a punto de pelearse) todo se me vino abajo, todas las imágenes que había percibido en ese tiempo, que fue una hora, pasaron demasiado deprisa por mi cabeza y me entró una congoja indescriptible. Se me encogió el corazón, me quedé helado, una mezcla entre cabreo, rabia, impotencia y pena se adueñó de mí y me entraron ganas de llorar. Sólo pude preguntar en bajo, para mí mismo ¿en qué coño piensa la gente cuando quiere salir a divertirse?¿se ha divertido ese grupo?¿qué coño nos estamos haciendo, joder? Miré a Julio, mientras Alfredo terminaba su comida y él me miró. Me preguntó "¿qué hacemos?". "Yo me voy, y me voy YA". Me metí en el coche, me puse el cinturón de seguridad y no dije una sola palabra mientras volvíamos a casa. Me pasé el trayecto aquel, entero, por una carretera estrechísima entre campos de cultivo, un lugar en el que nunca había estado y que utilizan para esquivar a los guardias y sus controles de alcoholemia, sin decir nada y mirando por la ventanilla el horizonte que ya se iba aclarando.
5:30 de la mañana: tengo un shock de tres pares de cojones, no sé si por lo de la chica o por los comentarios de la gente que venía conmigo ... o porque yo ya no sirvo para esas fiestas, han dejado de interesarme definitivamente. Me acuesto en el sofá, como he hecho durante toda la semana, me arropo bien con el edredón y mientras me fumo el último cigarro (he bebido alcohol y no me atevo, ni puedo tomar un solo tranquilizante, no quiero más sustos). Agarro la pulsera de Mónica, que está en la mesa de delante del sofá, la agarro con fuerza y se me saltan las lágrimas, por fín. Lloro por no sé qué ... quizá porque te necesitaba a mi lado en ese preciso momento, porque necesitaba un consuelo urgente, porque el mundo había perdido todo su sentido, porque la gente joven está destrozándose a marchas forzadas, porque me siento solo en ese momento y necesito tus besos tranquilizadores ... porque estoy espeluznado con lo que ha pasado y parece ser que soy el único al que le ha afectado ... Necesito llorar y lo hago, no me planteo más.
6:30 de la mañana: amanezco terriblemente triste, agarrando aún la pulsera. La beso, le digo que te quiero y entre sollozos, con un grito contenido en la garganta, llamo a Mónica una y otra vez.
.oOo.
llevo todo el día nostálgico, echándote de menos, intento distraerme viendo las carreras de motos, de las que ni me entero; pienso en tí, trabajo un poco pero lo dejo enseguida, limpio un poco, por encima, la casa, recojo un poco el salón y me hago algo de comer. Por la tarde dibujo un autoretrato a lápiz al que le dejo un ojo sin dibujar ... no sé aún por qué. Te mando un mensaje de móvil diciéndote que "te echo mucho de menos, cariño. Que te quiero, que te quiero, que te quiero" ... Alfredo me llama para preguntarme si esta noche cuentan conmigo para salir a tomar más copas y le mando a la mierda directamente, le cuelgo.
el mundo está absolutamente desquiciado ... hoy no entiendo nada de nada o, como me ha dicho mi amigo Nacho, lo he visto demasiado claro y ahora empiezo a entenderlo todo. Sólo salí ayer porque tú me lo habías aconsejado: "necesitas jolgorio". Yo creo que no, de esto no necesito nada. Y estoy seguro de ello, más que nunca. Te hice caso, pero me equivoqué, sin duda ...
ahora me voy a dar una ducha caliente, con champú del tuyo que huele fenomenal, con el que me regalaste, y con gel de manzana verde, y me voy a afeitar porque necesito verme guapo hoy, o creérmelo al menos, y oler bien. Me pondré una camiseta limpia para dormir mejor y me abrazaré a la almohada como siempre que te quiero recordar. Lo voy a hacer sin ninguna prisa. Después quiero tomarme una pastilla para dormir, porque sólo tengo ganas de dos cosas: la primera, que estés aquí, conmigo, o al menos me llames para escuchar tu voz; la segunda, que se acabe de una vez esta puta mierda de día y poder borrar de mi memoria todo lo que ha pasado en él y el trastorno mental que me ha provocado.
me temo que hoy casi nada ha valido la pena ...
mañana amanecerá de nuevo, y quedarán sólo dos días para estar ahí ... Por favor, sea lo que sea lo que tengas que hacer o decirme, te pido solamente una cosa, hazlo suavecito porque estoy más sensible de lo normal ...
anduvimos viendo al grupo que estaba tocando en el escenario. Charlamos y bebimos de las botellas que llevábamos compradas desde antes. La costumbre en estos sitios es, aún, hacer botellón. La gente compra las botellas y las carga en el maletero del coche, dentro de una nevera portátil, junto con el hielo. Cuando se llega al sitio, se abre el maletero, se pone la música y se bebe, o se sirve uno la copa y van al lugar en donde está el jolgorio. Bueno, el plan parecía diferente y, sobre todo, barato (nunca antes había participado en un botellón). Tengo que reconocer que se me subieron demasiado las copas porque no bebo, como he dicho, desde enero. Pero me limité a estar con mi grupo y a tratar de distraerme con ellos a pesar de que había otros muchos grupos de personas conocidas de otros pueblos, la gente que se ve todos los fines de semana en los mismos sitios a los que íbamos. A eso de las 2 de la mañana la gente empezaba a ir un poco cargada y continuamente se veían grupos pequeños que iban y venían de "lo oscuro" a la plaza. Yo empecé a sentime un poco raro, continuaba hablando pero no podía quitar la vista de esos grupos de personas, de entre 17 y 25 años que iban y venían. El ambiente empezaba a tensarse demasiado a medida que subía el tono de la música, de los pasodobles estaban pasando a rock y el volumen era bastante alto. La gente empezaba a paladear y a caminar deprisa y casi sin hablar ...
en un momento dado decidimos ir a comer algo porque la cena era ya un recuerdo y porque, en mi caso, quería dejar de sentirme tan mareado, necesitaba asentar un poco el estómago y volver a poner los pies en la tierra. Realmente me encontraba extraño en aquel lugar. Más tarde, después de ir de nuevo a la plaza, al mogollón, y que estos se tomasen otras dos copas (yo ya había decidido dejar de beber, 3 eran demasiadas para mí por esa noche), alguno volvió a tener hambre y de nuevo nos acercamos a por algo a uno de los puestos ambulantes que había montados alrededor de la plaza.
la noche estaba terminando para mí, eran las 4 de la mañana, estaba cansado, con malestar en el cuerpo y, para qué mentir, habiendo bajado ya "de la nube", un poco melancólico, acordándome de Mónica cada dos por tres. Algunos de nuestro grupo iban unos metros por delante y, por alguna razón que no recuerdo, otros habíamos parado a hacer algo, quizá pis en algún cercado. Cuando alcanzamos a los demás vimos que estaban con dos chicas, de unos 18 a 21 años, bastante "monas", una de ellas sentada en el suelo y la otra hablando con Alfredo, que llevaba una hamburguesa en la mano. Julio y yo llegamos hasta donde estaban en el momento justo en el que Alfredo dejaba la hamburguesa encima del techo de un coche y se ponía a hablar con la que estaba sentada. Situación poco normal, la amiga empezaba a ponerse nerviosa poco a poco. Me acerco y les comento que es mejor que en ese estado no se duerma. La chica llevaba un pedo de aúpa y se caía dormida. Les dije que la obligasen a andar un poco, sujetándola entre dos. Alfredo y la amiga la incorporaron pero a duras penas conseguían que despertase. Julio, muy fuera de lugar tuvo que hacer el comentario de "éste, con tal de tocar, hace lo que sea". Mal, tío, mal. La amiga más serena no podía con la otra aunque era muy delgada. Como de goma, se les escurría de los brazos y caía continuamente de rodillas en el suelo, la cabeza agachada. Decía "dejadme dormir, dejadme dormir". Le dije a la amiga que me dejase ayudarle, pasé su brazo por detrás de mi cuello y la sujeté de la cintura o del hombro, no recuerdo. Al otro lado, Adrián me echaba una mano y obligábamos a la niña a caminar a un lado y a otro con tal que no se durmiese. La amiga no dejaba de decir "si casi no ha bebido nada". Le dije que fuese a por un vaso de agua fría para echarle un poco en la nuca y en la frente y ella fue corriendo, mientras los demás de nuestro grupo observaban y hacían comentarios que ni escuché. Mejor ...
continuamente, con una mano, yo trataba de levantarle la cara a la chica, para que le diese el aire (no sé si hice bien, hice lo que pude). Intentamos hacerla hablar, respirar y devolver un poco pero no tenía ya nada en el estómago, sólo echaba el agua que había bebido. Inmeditamente le pregunté a la otra chica si habían venido solas, y al decirme que no, que estaban con otras 3 personas, sus dos novios y la hermana de la chica inconsciente, le dije que fuese a buscarlos para llevarse a esa chica a algún lado en el que la pudieran atender. Curiosamente, en las fiestas de ese pueblo, que eran, supuestamente, las patronales, oficiales, no había ni una sola ambulancia, ni Guardia Civil, ni ayuda de ningún tipo, hectolitros de alcohol por todos los lados y la gente cada vez más tensa, mucho más tensa. Por todos los lados empezaba a haber discusiones y lios (menuda mierda de panorama, joder). Vinieron finalmente los dos novios, aceleradamente ... ¿quién coño eran esos que tenían en brazos a su novia? A punto estuvo uno de ellos de meter la pata hasta el cuello, pero se calmó al ver que sólo estábamos ayudando. La chica se dejó caer al suelo y uno de los chicos intentó hablar con ella despertarla y calmarla. Estaba temblando ya cuando la teníamos sujeta nosotros. Le sugerí que llamasen al 112, para pedir ayuda porque me daba la impresión de que la chica era ya un pelele que ni respondía a las palabras ni a nada y ese estado no era el normal de una borrachera "habiendo bebido poco". La amiga, nerviosísima fue a buscar a la hermana de la otra y en dos minutos aparecieron, la primera desencajada, sin saber qué hacer, la segunda riéndose, absolutamente borracha, se agachaba y miraba curiosa a su hermana medio inconsciente tirada en el suelo, y no decía nada. De repente exclamó que "es que se estaba meando" que "ahora venía". Se fue riendo mientras corría ... pasó de la hermana como de comer mierda. Pasan los minutos y llega de nuevo, riéndose un poco agobiada porque ha perdido el móvil y está muy preocupada y nerviosa, lo ha perdido cuando estaba meando, y mientras la hermana a punto del coma. Uno de los dos idiotas de novios le presta el suyo para que se autollame y encuentre el teléfono en la oscuridad no sin antes decirle que "esta vez no pierdas el mío también" y se ríe a carcajada limpia. Vuelvo a sugerirle al chico otro lo del 112 y la chica inconsciente, histérica, sin levantar la cabeza grita "¿queréis que me vuelvan a ingresar otra vez?". En ese momento la amiga le pregunta si se ha tomado la medicación. ¡La chica está medicándose! Ahora encajan las cosas, no necesitaba beber más que una o dos copas y la reacción estaba garantizada ... ¡A saber qué coño se había tomado de medicación!. El asunto se ponía feo pero ellos deciden que se la llevan, la cogen en brazos y el idiota del móvil, no deja de darnos las gracias por haberle explicado diez mil veces cómo salir de aquel pueblo extraño, yo creo que ni se enteró de lo que Adrián le decía una y otra vez. La hermana ni se entera, se va riendo y diciendo tonterías, cantando y bailando, pasando de nuevo de la situación, como si no fuera con ella. Yo me quedo bloqueado ... por un momento he sabido perfectamente cómo se sentía aquella chica ... esa chica estaba medicándose por asuntos de depresión, nos explica la amiga. Joder, joder ...
Alfredo no deja de comer la hamburguesa, pasando del tema, Julio no ha hecho nada de nada por ayudar y Adrián, que había estado sujentando a la chica conmigo sólo tiene la felíz idea de comentar que ya que no habíamos podido ser útiles (¿eso creía?) y solucionar el problema, por lo menos se había puesto morado tocándole las tetas a la chica. En ese momento (junto con unos gritos que venían de dentro de una carpa, entre dos chicas que se insultaban y estaban a punto de pelearse) todo se me vino abajo, todas las imágenes que había percibido en ese tiempo, que fue una hora, pasaron demasiado deprisa por mi cabeza y me entró una congoja indescriptible. Se me encogió el corazón, me quedé helado, una mezcla entre cabreo, rabia, impotencia y pena se adueñó de mí y me entraron ganas de llorar. Sólo pude preguntar en bajo, para mí mismo ¿en qué coño piensa la gente cuando quiere salir a divertirse?¿se ha divertido ese grupo?¿qué coño nos estamos haciendo, joder? Miré a Julio, mientras Alfredo terminaba su comida y él me miró. Me preguntó "¿qué hacemos?". "Yo me voy, y me voy YA". Me metí en el coche, me puse el cinturón de seguridad y no dije una sola palabra mientras volvíamos a casa. Me pasé el trayecto aquel, entero, por una carretera estrechísima entre campos de cultivo, un lugar en el que nunca había estado y que utilizan para esquivar a los guardias y sus controles de alcoholemia, sin decir nada y mirando por la ventanilla el horizonte que ya se iba aclarando.
5:30 de la mañana: tengo un shock de tres pares de cojones, no sé si por lo de la chica o por los comentarios de la gente que venía conmigo ... o porque yo ya no sirvo para esas fiestas, han dejado de interesarme definitivamente. Me acuesto en el sofá, como he hecho durante toda la semana, me arropo bien con el edredón y mientras me fumo el último cigarro (he bebido alcohol y no me atevo, ni puedo tomar un solo tranquilizante, no quiero más sustos). Agarro la pulsera de Mónica, que está en la mesa de delante del sofá, la agarro con fuerza y se me saltan las lágrimas, por fín. Lloro por no sé qué ... quizá porque te necesitaba a mi lado en ese preciso momento, porque necesitaba un consuelo urgente, porque el mundo había perdido todo su sentido, porque la gente joven está destrozándose a marchas forzadas, porque me siento solo en ese momento y necesito tus besos tranquilizadores ... porque estoy espeluznado con lo que ha pasado y parece ser que soy el único al que le ha afectado ... Necesito llorar y lo hago, no me planteo más.
6:30 de la mañana: amanezco terriblemente triste, agarrando aún la pulsera. La beso, le digo que te quiero y entre sollozos, con un grito contenido en la garganta, llamo a Mónica una y otra vez.
llevo todo el día nostálgico, echándote de menos, intento distraerme viendo las carreras de motos, de las que ni me entero; pienso en tí, trabajo un poco pero lo dejo enseguida, limpio un poco, por encima, la casa, recojo un poco el salón y me hago algo de comer. Por la tarde dibujo un autoretrato a lápiz al que le dejo un ojo sin dibujar ... no sé aún por qué. Te mando un mensaje de móvil diciéndote que "te echo mucho de menos, cariño. Que te quiero, que te quiero, que te quiero" ... Alfredo me llama para preguntarme si esta noche cuentan conmigo para salir a tomar más copas y le mando a la mierda directamente, le cuelgo.
el mundo está absolutamente desquiciado ... hoy no entiendo nada de nada o, como me ha dicho mi amigo Nacho, lo he visto demasiado claro y ahora empiezo a entenderlo todo. Sólo salí ayer porque tú me lo habías aconsejado: "necesitas jolgorio". Yo creo que no, de esto no necesito nada. Y estoy seguro de ello, más que nunca. Te hice caso, pero me equivoqué, sin duda ...
ahora me voy a dar una ducha caliente, con champú del tuyo que huele fenomenal, con el que me regalaste, y con gel de manzana verde, y me voy a afeitar porque necesito verme guapo hoy, o creérmelo al menos, y oler bien. Me pondré una camiseta limpia para dormir mejor y me abrazaré a la almohada como siempre que te quiero recordar. Lo voy a hacer sin ninguna prisa. Después quiero tomarme una pastilla para dormir, porque sólo tengo ganas de dos cosas: la primera, que estés aquí, conmigo, o al menos me llames para escuchar tu voz; la segunda, que se acabe de una vez esta puta mierda de día y poder borrar de mi memoria todo lo que ha pasado en él y el trastorno mental que me ha provocado.
me temo que hoy casi nada ha valido la pena ...
mañana amanecerá de nuevo, y quedarán sólo dos días para estar ahí ... Por favor, sea lo que sea lo que tengas que hacer o decirme, te pido solamente una cosa, hazlo suavecito porque estoy más sensible de lo normal ...
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