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have I brain today?

razones para odiar un sistema (I)

no existe una realidad, la realidad es la percepción del mundo que tenemos cada uno, por lo cual existen tantas realidades como seres humanos pueda haber, tantos mundos como individuos existen. Claro que las cosas ocurren, ocurren una vez, en un espacio-tiempo, y de forma igual para todos. Si hoy me ofrecen un trabajo, por ejemplo, esa oferta es, es la misma para mí que para el portero de la comunidad en la que vivo, una oferta de trabajo que tiene lugar en algún sitio, después seguramente de una charla, una oferta que una persona me hace a mí. Eso es un hecho, podemos verlo como una película, si queremos. Pero los hechos no son realidades, las realidades incluyen algo más, la trascendencia. Y la trascendencia es una cuestión de cómo percibimos y cómo nos afectan las cosas que suceden a nuestro alrededor. Por eso, esa oferta de trabajo es una realidad diferente para mí que para el portero de mi casa. A mí me afecta de una manera diferente, mientras yo puedo sentir que mi vida se puede reconstruir a partir de ahí, puedo dar rienda suelta a ciertos proyectos de vida, imaginar e ilusionarme por conseguir algo, para él puede no significar nada, e incluso podría significar algo negativo, puede generar envidia o, lo más seguro, indiferencia. Su realidad ante ese hecho y la mía son, por tanto, diferentes.

las cosas no son de una forma, ni mucho menos. Suceden, sí, pero incluso para una misma persona, pueden suponer realidades diferentes dependiendo de muchos factores, algunos evaluables y otros desconocidos, dado que ni siquiera conocemos el funcionamiento de nuestro cerebro y de nuestros sentimientos. Supongo que este carácter aleatorio se acentuará más en personas con una cierta inestabilidad que en personas más estables y, según eso, la realidad es mutable, puede cambiar en cuestión de segundos dependiendo de la persona que se trate.

¿es el mundo en el que vivimos una realidad? Llevo ya muchos años preguntándomelo y he llegado a una conclusión, el mundo es un conjunto de realidades, relacionadas, enlazadas, que trascienden según esa interacción y mutables a nuestra conveniencia o nuestras capacidades. Lo real no existe realmente, existe nuestro propio real, el que cada uno generamos al percibir los hechos. Los hechos son, según eso, los que son, verdaderamente inmutables en cuanto a que suceden y lo hacen en un determinado momento y en un determinado lugar.

a mí siempre me ha preocupado el presente y el pasado, nunca el futuro. Sí, soy una persona idealista, pero creo que más como defensa ante un mundo, ante unos hechos, que no me interesan y que muchas veces me duelen, que como generación de perspectivas posibles. Hoy me planteo qué objetividad tiene eso realmente, pienso que he organizado un mundo virtual del que deseo salir, que sólo quiero mantener para momentos muy determinados, pero que temo, seguramente por lo difícil que resulta salir de él. Nadie quiere quedarse en ese mundo, nadie quiere compartirlo, y el propio mundo no me permite vivir tranquilo con mis propias percepciones y con los conceptos de vida que yo mismo me he elaborado a partir de ellas.

el mundo es muy limitado, no está a la altura de las posibilidades que tienen los que lo habitan. Yo puedo imaginar versiones del mundo que sería imposible que sucedieran, sin salirme de hechos que pueden ocurrir pero que nunca ocurrirían ni ocurrirán.

el mundo coarta la potencialidad del individuo. El individuo no puede hacer valer sus capacidades si no existe alguien que saque beneficio de ello. Puedes hacerlo por tí, pero a cambio tienes que hipotecar parte de tu vida, un tercio más o menos, en beneficio de esas otras personas. Si le cedes ese tercio y quitas otro tercio necesario para descansar, comer y hacer tus necesidades, sólo queda un tercio, que casi nunca es suficiente para poder desarrollar todas tus potencialidades. El mundo es frustrante.

el mundo es incoherente. Defiende unos valores que solamente están escritos en un papel que se presentaría con mucho bombo (alguien se beneficiaría de ello). Se crearon unos derechos humanos, se defiende un derecho a vivir, y otras muchas cosas más que son derechos y que están registrados en algún documento; pero el hecho es que de eso no hay nada, por el hecho de nacer y ser un nuevo ser humano no tienes derecho a nada, porque de tus derechos alguien hace un negocio, para enriquecerse.

el mundo es deshonesto, no premia tus capacidades individuales, premia la anulación de ellas en favor de la producción en grupo, de la alienación y la falta de criterio y crítica.
el mundo está en contra de la libertad, aunque parece buscarla. Error, la libertad no hay que buscarla, existe, y la tiene cada ser por el simple hecho de haber nacido, la libertad hay que defenderla.

pero es que ahora mismo las palabras ya no significan nada. Para defender algo hay que conocerlo bien y creer en ello. Cuando se cree en algo se utiliza como principio motor, y el mundo no usa la libertad como principio motor, sino como argumento político. Se habla de libertad, de amistad, de solidaridad, de defender todo esto como valores, pero sólo se aplican de forma tergiversada. La solidaridad, por ejemplo, siempre es contra alguien, solidaridad contra el hambre, contra el patrón, contra la guerra, contra la explotación de menores. La solidaridad implica un compromiso serio y verdadero, no es asistir a una manifestación y al día siguiente continuar contribuyendo, por ejemplo, a que siga explotándose a menores, tampoco es apadrinar a un niño dando un euro diario a una cuenta que sirve, en un gran tanto por ciento, para pagar sueldos de personal de una u otra ONG.

el mundo genera diferencias porque le interesa que existan. Alguien tiene que valerse de otro para poder identificarse, para diferenciarse. Se hacen exhibiciones vulgares de poder para poder acceder a ciertos bienes o posibilidades a base del perjuicio infligido a otros.

el mundo es extracompetitivo. El grado de exigencia actual, por ejemplo en el mundo laboral, roza lo obsceno. No se tiene en cuenta qué es lo que quieres o necesitas como ser, como individuo, como parte de la gran máquina de producción mundial, como eslabón de la cadena, para funcionar adecuadamente. El mundo está prácticamente exprimido, esquilmado. Podemos ser amables y creer en las todavía (hipotéticamente) existentes posibilidades de este mundo, pero lo real es que si miras alrededor, ya casi no hay nada que rascar, si no ¿por qué se busca qué rascar en otros planetas?

el mundo es mentira, es falso. No sabemos ni la mínima parte de lo que ocurre. Se nos vende la Era de las Comunicaciones cuando en realidad es la Era del Control, la Era del “no harás nada sin que nosotros lo sepamos, y tú ni te enterarás”.

el mundo es inexpresivo. No se apoya, ni se fomenta, ni se aplaude la capacidad de expresarse con tus propias palabras. Expresarse es una capacidad exclusivamente humana, pero el mundo es inhumano, el mundo es producción, es generación de riqueza económica, no reparto equitativo. No se potencia la expresión a ningún nivel, sólo se hace de una manera teórica y en ámbitos muy concretos, marginales. La heterogeneidad en los criterios parece provocar desequilibrio, descontrol. No interesa. El mundo está deshumanizado.

el mundo está medido, contado, vendido, comprado, sometido a las cifras de la riqueza económica hasta el punto de que sólo interesa el individuo capaz de generar dinero, como si fuera la gallina de los huevos de oro. En cuanto de je de generar esa riqueza, se cuestionará la persona y, si es necesario, se eliminará, por relajarse. Si no entras en ese juego, estás desplazado. El mundo es injusto.

el mundo está desorientado, busca valores, pero no sabe darles el valor necesario. Busca valores y sólo encuentra tópicos, frases hechas que quedan muy bien a la hora de autocalificarse, a la hora de comentarlos con los demás. Pero cuando llega el momento de ponerlos en práctica, se olvidan, se apartan a un lado porque no son prácticos, son sólo ideas.

el mundo es absurdo, está compuesto por individuos cada vez menos individuales, cada vez más aislados, cada vez menos capaces de mantener la capacidad de relación incluso consigo mismo, cada día más inmersos en problemas que le vienen de forma gratuita, que sufren sin darse cuenta del daño que les hace, y que nos hacemos.
la vida ... está infravalorada, es corta, pobre en las circunstancias actuales, se siente maltratada, desaprovechada, es mentirosa, está mediatizada, resulta ilógica. Sólo se puede disfrutar a partir de los 65 años y si tienes la suerte de llegar a ellos y con la cabeza medio sana ... Y si no quieres vivirla, porque no crees en ella, en lo que ves, en lo que percibes y en cómo lo percibes, sólo tienes dos posibilidades, ser un mentiroso para intentar sufrirla menos o ser un cobarde por no quererla.
si el mundo fuera mundo, si fuera justo, simplemente, no existiría el dinero, que es el cáncer que lo ha podrido todo. Se valorarían otras cosas, como la capacidad de entrega, como las verdaderas necesidades para sentirse pleno y felíz ... pero en cierto modo, y si me fijo en esto último, el mundo sí tiene una cierta coherencia: en ningún sitio dice que ell fin de la vida, que el fin último del mundo sea ser felíz, sólo es una forma de hablar, otra frase hecha más.

el mundo desprecia al ser humano, adora la producción. Tanto produces, tan valioso eres. Nos convierte en cosas, en máquinas, en animales que se pasan la vida tirando de un arado sin preguntarse nunca por qué lo hace. Está claro, acambio de forraje, pero no de más, ni mejor, del mismo siempre, el que cada vez tiene un precio más caro, el que un día ni podremos pagar.

el mundo es, verdaderamente, algo demasiado complejo. Yo ni siquiera lo comprendo porque no me comprendo. Yo soy parte del mundo. El mundo ha perdido mucho sentido para mí últimamente, como ocurre también con la vida. Te ves caminando, subiendo, trepando a veces muros de los que no ves el final, caminando por desiertos, cada vez más solo, rodeado de gente, persiguiendo algo que ya conociste, algo que fuiste, o creíste ser en algún momento. Hay días que te sientes enormemente cansado de todo, con ganas de terminar, de llegar, o de dejarlo como está porque piensas que ya no hay solución. Te has dejado los brazos moviendo los escombros de tu propia vida, los nudillos pelados ya de andar a golpes con tu propia existencia y a codazos con la vida. Miras hacia atrás y hacia delante, sabes que sólo tienes treintaicinco, ¡sólo treintaicinco! Y te entran unas ganas de llorar que muchas veces no puedes contener, te tumbas en la cama a mirar el techo, a intentar ordenar un poco tu cabeza. ¿Sabes? Al final siempre sonríes, siempre terminas diciendo ¡qué vida más perra! A veces ya no merece la pena ni llorar y buscas un suicidio, integrarte en el sistema, en eso que tanto aborreces, en lo que te anula y te aniquila. ¿Eso es la vida? Puedes elegir vivirla como una poesía, intentando tener otras percepciones del hecho. Al final terminas excluído, fuera de todo, lejos de todos, caminando por el desierto de lo irreal, disfrutando de visiones, viviendo de sueños que casi nunca se cumplen y, muchas veces, cuando se cumplen, te hacen daño. Intentas venirte para arriba, subir tu corazón a lo más alto, buscas la alegría de vivir por todos los rincones y sólo encuentras heridas, y cicatrices que nunca se van, y despojos, porque lo que es bonito, ni siquiera es real. Y no se puede vivir de sueños. Creí tenerlo casi todo y, si me miro ahora las manos ¿qué tengo? Los trozos de mi vida, rotos, incompletos, descoloridos. El pegamento que creí encontrar para volver a unirlos, para volver a darles sentido, fue solamente una visión más, una ilusión, otro desengaño más. ¿Tiene sentido continuar?

en ocasiones pienso que no ...

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