infancia

le he cogido una cierta simpatía a Mark Ryden. Propone una visión estremecedoramente inerte de la iconografía clásica en la pintura. Lo grotesco, lo literario, lo sublime se mezcla con dosis ingentes de infancia aleccionada, de actos de fé inocentes y el sufrimiento que causa esto. El surrrealismo de alguna de sus obras se diluye en una puesta en escena de la Pandilla Basura. Hasta sus series más suaves, destilan ese olor rancio de la decadencia, de cuento de hadas perverso, de sonrisa cínica.
me gusta ... sin duda.
guiño medio rencoroso, medio cómplice, medio algo a la edad de la infancia, hacia la cultura, la educación, la sociedad que vivimos y la que vivimos. Y la que nos vive. Una nueva revisión de la huella, de la que deja en esos rostros una infancia malvivida.
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