04.2005

descansa su cabeza sobre una almohada en donde se vacía. Se vierte dejando impreso el rastro de mil pensamientos, ideas y muchos deseos. El hombre sin sueños necesita permanecer despierto para poder llenar la noche con escenas dibujadas en el techo de una habitación que dejan su huella en la superficie suave y blanda. La luz del amanecer las borra, las oculta una debajo de otra, solapándose, superponiéndose en un entramado complejo al que llaman vida y que lleva sólo su impronta.
Diálogo con las sombras, monólogo esquizofrénico en el que trata de explicarse a sí mismo qué ocurre cuando está despierto. Guión en el que se mezclan argumentos, ilusiones, desesperaciones y dudas; líneas que se trazan entre el delirio y la paranoia, entre la euforia y el desasosiego. Diario nocturno de un soñador que no puede dormir. Sueño ligero en el que circulan personas que ni reconoce, que le vigilan entre el ir y venir de otros que nunca, en su existencia, vio. Le destrozan la sala, devoran sus paredes y queman sus pertenencias. Desaparecen y vuelven. Él se esconde con el recuerdo de su amor, con la esencia de la persona amada que, desde fuera, con mirada penetrante, le examina, le admira y se aterroriza. Ella está asustada y le hace dudar, le hace temer. Ella frunce el ceño, bajo la diadema de cristales que caen sobre su frente, entre el ruido y la luz parpadeante de un televisor encendido en la oscuridad, antes de romper a llorar, como una niña pequeña, envuelta entre sus brazos. Él no quiere que se vaya, no quiere que el sueño termine, no quiere una casa sin paredes, vacía, desolada.
Escrito en la funda de la almohada su letanía rabiosa y frenética, su ansiedad, "droga devora cerebros". Testigo de vueltas y más vueltas sobre sí mismo, el sudor de su amor, la huella de sus lágrimas y el calor de su presencia. Sonríe satisfecho ...
He terminado esta pieza en Madrid, en estos últimos días. La inicié hace tiempo en mi casa y la he tenido que terminar en Madrid porque no soportaba la soledad en el estudio. Las paredes me aprisionaron más que nunca y Monie vino a rescatarme como la princesa que besó a la rana para terminar con el embrujo de un príncipe aparecido de repente. Me hizo sonreir porque comprendió mi angustia, y me tranquilizó. Me acogió en su casa, durante días, antes de sentir la presión que la hizo llorar con todo el desconsuelo de un "hasta siempre". Nunca pensé que podríamos haber llegado a ese punto, nunca lo desee, ni ahora lo deseo en ningún rincón de mi alma. Sólo deseo que pase la tormenta, que llegue la calma, que vuelva la seguridad ... y la música, siempre la música, de sus risas. Y que sus ojos vuelvan a mirarme, y que lo quieran hacer para siempre.
Por favor, ¡que nadie apague la luz nunca!
[ 18:20 ] decido ir a dar un paseo. Me siento tranquilo, aunque un poco tristón, necesito salir de casa un poco y pensar en otras cosas, distraerme. Por el camino, carretera abajo, me cruzo con Alfredo y nos vamos a tomar una cocacola al pueblo de al lado. No hago otra cosa que añorar mientras le cuento mi semana en Madrid. De vuelta a casa pasamos por la cibersala del pueblo y miramos su correo, buscamos unas páginas que él quería en internet y yo, de paso, reviso que los cuadros que he colgado esta mañana en la web aparecen bien, que todo está correcto, como siempre.
ahora estoy ya en casa y busco con quien hablar, necesito hablar con alguien y seguir distrayéndome. ¿Sabes? entiendo muchas cosas de las que pasan, pero hay otras que todavía no.
el vecino de abajo no para de hacer ruido, de dar golpes y de gritar mientras escucha su música "jebi-maricona". Hay un tipo de personas que me revientan, que me ponen los nervios de punta, y son, precisamente, los que deciden los gustos musicales de todos los que están alrededor de ellos por sus santos cojones.
esta noche no habrá ni siquiera una película en la televisión, toca irse a la cama temprano. Otra vez al campo de batalla ... Espero que esta vez la batalla dure poco y caiga rendido, aunque el paseo de esta tarde no me ha cansado nada, han sido solamente 7 km. No es suficiente.
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