yo no odio las navidades ...
Dentro de tres días es Nochebuena, y de cuatro Navidad. Y todo el mundo dice que odia las navidades. Y todo elmundo se vuelve loco por disfrutar de las vacaciones y por ponerse hasta las trancas de comer y beber, más que en cualquier otra época del año. Y hacen regalos y esperan que se los hagan, y se preocupan por ir a la peluquería y por comprarse algún traje que les costará un dineral y sólo utilizarán en Nochevieja. Pero odian la Navidad porque dicen que "te obligan a estar contento" y chorradas de ese tipo.
Siempre he pensado que eso no es argumento de ningún tipo para odiar nada. Odian, odian, pero sin embargo procuran noperderse ni un sólo evento de esas fiestas. Me parece bien que lo hagan porque creo que ese odio que arguyen no es, ni siquiera, el reflejo de ningún trauma infantil. Si por lo menos fuera eso ...
A mí ni me gustan ni me disgustan, cuando llegan procuro disfrutarlas. No puedo regalar porque no tengo dinero para hacerlo, y me jode. No me gusta que me regalen, ni en navidades ni nunca porque me gusta dar significado a los regalos que me hacen, como lo hago yo con los que muy esporádicamente hago a alguien. No me gusta que me regalen, no porque sean navidades, sino porque me hace sentir que tengo un compromiso adquirido con esa persona, o esa persona conmigo. Pero no por el espíritu consumista del que hablan todos esos que dentro de unos días estarán ocupando su lugar en las consabidas colas de casi todos los establecimientos. Yo no hago colas y ellos podrían evitárselas si comprasen los regalos a lo largo del año. Pero prefieren esperar a que lleguen estas fechas. Es su problema, y es doble: porque tienen que sufrir, con poca paciencia, las colas y se cabrean, y porque tienen que descabrearse.
Yo no odio la Navidad porque siempre intento (y ya, casi siempre, consigo) ser el dueño de mis sentimientos y de mis estados de ánimo, porque ese espíritu del consumismo, que nadie nos obliga a compartir, esa falsedad de la que hablan, que no estamos obligados a profesar, ni nada de esas tonterías de las que hablan son capaces de modificar mi espíritu cotidiano. Yo no odio las navidades porque si, como son, son días como otros cualquiera del año, los vivo así, aunque desde fuera me digan lo que me quieran decir. Lo demás son, como dije antes, chorradas y justificaciones absurdas. Me gustan las calles iluminadas, me gusta el ambiente que hay en ellas porque se ve más relajación que el resto del año y porque la gente, aunque diga que las odia, está encantada de salir a las calles y mezclarse con el resto en lugar de quedarse en sus aburridos hogares, con sus amarguras y sus cabreos. Me gusta porque, a pesar de lo que pueda decir la gente, la falsedad está en ellos, que dicen que las odian, pero viven esos días de una forma diferente al resto del año, se van de vacaciones, se van a esquiar o comen más días fuera de casa, porque se visten de otro modo y porque, aunque lo odian, felicitan las navidades a todo aquel que conocen. Y, sobre todo, porque evidencian lo sencillo que es ser dueños de sus malas leches.
Hoy viajo a Madrid para pasar estos días de Nochebuena y Navidad con mi familia y, a pesar de que este año van a ser bien diferentes a los otros treinta y cuatro anteriores, porque mi madre ha muerto hace tan sólo dos meses y pico y ya no va a estar, voy a disfrutarlas, porque estas fechas no tienen niguna culpa de la tristeza que todos vamos a tener dentro y de ese hueco que va a haber en la mesa.
¡Felices Fiestas a todos! Que lo paséis fenomenal todos y que vuestros cabreos se os olviden después de la primera copa de champán, que así será.
Siempre he pensado que eso no es argumento de ningún tipo para odiar nada. Odian, odian, pero sin embargo procuran noperderse ni un sólo evento de esas fiestas. Me parece bien que lo hagan porque creo que ese odio que arguyen no es, ni siquiera, el reflejo de ningún trauma infantil. Si por lo menos fuera eso ...
A mí ni me gustan ni me disgustan, cuando llegan procuro disfrutarlas. No puedo regalar porque no tengo dinero para hacerlo, y me jode. No me gusta que me regalen, ni en navidades ni nunca porque me gusta dar significado a los regalos que me hacen, como lo hago yo con los que muy esporádicamente hago a alguien. No me gusta que me regalen, no porque sean navidades, sino porque me hace sentir que tengo un compromiso adquirido con esa persona, o esa persona conmigo. Pero no por el espíritu consumista del que hablan todos esos que dentro de unos días estarán ocupando su lugar en las consabidas colas de casi todos los establecimientos. Yo no hago colas y ellos podrían evitárselas si comprasen los regalos a lo largo del año. Pero prefieren esperar a que lleguen estas fechas. Es su problema, y es doble: porque tienen que sufrir, con poca paciencia, las colas y se cabrean, y porque tienen que descabrearse.
Yo no odio la Navidad porque siempre intento (y ya, casi siempre, consigo) ser el dueño de mis sentimientos y de mis estados de ánimo, porque ese espíritu del consumismo, que nadie nos obliga a compartir, esa falsedad de la que hablan, que no estamos obligados a profesar, ni nada de esas tonterías de las que hablan son capaces de modificar mi espíritu cotidiano. Yo no odio las navidades porque si, como son, son días como otros cualquiera del año, los vivo así, aunque desde fuera me digan lo que me quieran decir. Lo demás son, como dije antes, chorradas y justificaciones absurdas. Me gustan las calles iluminadas, me gusta el ambiente que hay en ellas porque se ve más relajación que el resto del año y porque la gente, aunque diga que las odia, está encantada de salir a las calles y mezclarse con el resto en lugar de quedarse en sus aburridos hogares, con sus amarguras y sus cabreos. Me gusta porque, a pesar de lo que pueda decir la gente, la falsedad está en ellos, que dicen que las odian, pero viven esos días de una forma diferente al resto del año, se van de vacaciones, se van a esquiar o comen más días fuera de casa, porque se visten de otro modo y porque, aunque lo odian, felicitan las navidades a todo aquel que conocen. Y, sobre todo, porque evidencian lo sencillo que es ser dueños de sus malas leches.
Hoy viajo a Madrid para pasar estos días de Nochebuena y Navidad con mi familia y, a pesar de que este año van a ser bien diferentes a los otros treinta y cuatro anteriores, porque mi madre ha muerto hace tan sólo dos meses y pico y ya no va a estar, voy a disfrutarlas, porque estas fechas no tienen niguna culpa de la tristeza que todos vamos a tener dentro y de ese hueco que va a haber en la mesa.
¡Felices Fiestas a todos! Que lo paséis fenomenal todos y que vuestros cabreos se os olviden después de la primera copa de champán, que así será.
0 comentarios