intuición desagradable
... no encuentro una palabra que califique el hecho en sí de forma precisa, estoy un poco bloqueado.
esta mañana me he levantado con una posibilidad rondándome la cabeza. Es una tontería y ya no tiene sentido siquiera el planteársela, puesto que ya no existe solución alguna para la cuestión,me temo. Tampoco sé si yo la admitiría. Por otro lado yo siempre he sido muy malo para seguir mis intuiciones, nunca he confiado en ellas, aunque casi siempre he acertado.
cuando nos conocimos, ella alegró mi vida. Más que alegrarla, le dio una nueva dimensión porque me supuso un enfoque final de las cosas diferente: ya no hacía las cosas sólo por mí. Tenía una razón para sonreir porque alguien me decía que me quería, y yo me sentía querido, sentía que mi vida recobraba un sentido que casi había perdido, volvía a tener sueños, ilusiones, proyectos. Así fue, más o menos, un mes o mes y medio. A partir de ahí empezamos a conocernos, y como todas las parejas, surgen las discusiones, la disparidad de criterios, los enfados y los desenfados, esas situaciones que se solucionan facilmente utilizando lo que ella llamó inteligencia natural. Ella es una persona que, en cuanto ve amenazado su estatus laboral por lo que sea, rompe con ello, radicalmente, sin miramientos. Eso se lo dijo su psicóloga. En mi opinión, una cobardía, una falta de madurez y de criterio alimentada por un miedo atroz al fracaso en la vida y, evidentemente, también al triunfo.
ocurre que dos semanas antes de terminar, más o menos, ella tiene una charla con su jefe, se supone que seria, en la que debieron hablar de sus posibilidades de promoción en la empresa, porque ella, ahora mismo, no tiene puesto definido, está haciendo méritos, por decirlo de alguna manera, para ser directora. Ya en su día dejó claro que un hijo, ahora, significaría una interferencia en su trabajo; abortaría, le supondría un estorbo en la vida. Eso me entristeció bastante, ahí ví un dato importante y a tener en cuenta. En esa charla ella supongo que se decidió, puesto que inmediatamente resolvió que no me quería, que quería cortar la relación. Yo evidentemente, podía ser un obstáculo en su vida para conseguir ese puesto de trabajo que ni siquiera le garantizan obtener a pesar de dejarse la piel intentando conseguirlo, un puesto que ya le dijeron que nunca conseguiría por el simple hecho de ser mujer. Y es que este sistema tan cojonudo, el que ella defiende de forma tan recalcitrante, piensa así.
no sé qué pensar acerca de esto, ni siquiera sé si esa es la razón, aunque intuyo que sí es así. ¿Hasta qué punto puede llegar la mezquindad humana, la ambición desmedida? ¿qué será lo próximo que esté dispuesta a hacer para conseguir ese puesto? ¿por qué me vio como un estorbo? ¿se deja de querer a alguien así, de repente? Desenamorarse no es cosa de un día, y menos sin razones, aunque es fácil encontrar cualquier excusa para convertirla en razón, tomarse una semana para tener las fuerzas necesarias para decir adios, y decirlo por teléfono. No fue capaz de decirlo mirándome a los ojos.
a partir de ahí entiendo muchas de sus decisiones, de sus actitudes, de sus distanciamientos, de sus frustraciones y la necesidad de tener alguien que la apoye en ese tipo de decisiones tan crueles que toma. Ella paga esos comentarios, porque se lo puede permitir y porque un psicólogo nunca va a decirle qué debe y qué no debe hacer, lo deja a su criterio. La cuestión es si ella tiene criterio o si es de las que vende a su madre por un plato de lentejas para tener el ego alto.
pensar que me ha sustituído por una ambición laboral, que ha mezclado dos cosas diferentes y ha terminado pateándome fuera de su vida por no querer, ni quererse, claro; que le han dado igual mis/sus sentimientos ante la perspectiva (poco probable) de un ascenso laboral y los ha arrojado a la papelera sin ningún tipo de complejo, me deja frío, me desalienta, me hace odiar el mundo laboral, me produce repugnancia ante ese tipo de actitudes en los trabajos y hacia las personas que los desempeñan. ¿De qué clase de persona me enamoré? ¿por qué sigo enamorado? Lógicamente porque hay más, porque no soy frío a la hora de sentir, porque me importan otras cosas y las personas y porque, seguro, estoy lejos de ser un tiburón del sistema, entre otras cosas ... este sistema me da asco.
lo curioso de todo esto es que no es la primera vez que me lo hacen, aquella persona que ella tanto aborreció, y seguramente ella temió cuando recibí aquella llamada de teléfono, aquella persona cuyo nombre que buscó directamente en mi agenda de teléfonos, aquella a la que dijo que se parecía y de la cual sintió celos (entre otras, claro, con otras los manifestó abiertamente) ... No sabes tú cuánto llegas a parecerte a ella, pero no sólo en lo físico. Las dos me traicionásteis, las dos me abandonásteis con lo mismo, las dos de la misma manera, por la misma razón, por la misma razón miserable. La única diferencia, la primera lo advirtió previamente. Eso no le quita culpa, pero la sitúa en un escalón más alto en honestidad. A mí, en consecuencia, en la escala de la estupidez.
con todo y con eso no os tengo rencor, a ninguna de las dos. Lo único que no tiene solución, ya lo sabemos, es la muerte. Pero para solucionar lo demás, lo primero, hay que ser honesto con uno mismo. La paradoja de esto es que una de sus canciones favoritas se titula, precisamente, Honesty. Y la escucha, y me la hacía escuchar bien alto cuando íbamos en el coche. Mi vida está construida a base de letras de canciones y versos de poemas. Irreal, idealista y absurda, posiblemente, aunque muy discutible, pero ¿tú eres capaz de conseguir eso? Eso hace menos daño al prójimo que aceptar las normas del sistema, que también va contra tí ¿o es que es más cómodo no querer verlo?
esta mañana me he levantado con una posibilidad rondándome la cabeza. Es una tontería y ya no tiene sentido siquiera el planteársela, puesto que ya no existe solución alguna para la cuestión,me temo. Tampoco sé si yo la admitiría. Por otro lado yo siempre he sido muy malo para seguir mis intuiciones, nunca he confiado en ellas, aunque casi siempre he acertado.
cuando nos conocimos, ella alegró mi vida. Más que alegrarla, le dio una nueva dimensión porque me supuso un enfoque final de las cosas diferente: ya no hacía las cosas sólo por mí. Tenía una razón para sonreir porque alguien me decía que me quería, y yo me sentía querido, sentía que mi vida recobraba un sentido que casi había perdido, volvía a tener sueños, ilusiones, proyectos. Así fue, más o menos, un mes o mes y medio. A partir de ahí empezamos a conocernos, y como todas las parejas, surgen las discusiones, la disparidad de criterios, los enfados y los desenfados, esas situaciones que se solucionan facilmente utilizando lo que ella llamó inteligencia natural. Ella es una persona que, en cuanto ve amenazado su estatus laboral por lo que sea, rompe con ello, radicalmente, sin miramientos. Eso se lo dijo su psicóloga. En mi opinión, una cobardía, una falta de madurez y de criterio alimentada por un miedo atroz al fracaso en la vida y, evidentemente, también al triunfo.
ocurre que dos semanas antes de terminar, más o menos, ella tiene una charla con su jefe, se supone que seria, en la que debieron hablar de sus posibilidades de promoción en la empresa, porque ella, ahora mismo, no tiene puesto definido, está haciendo méritos, por decirlo de alguna manera, para ser directora. Ya en su día dejó claro que un hijo, ahora, significaría una interferencia en su trabajo; abortaría, le supondría un estorbo en la vida. Eso me entristeció bastante, ahí ví un dato importante y a tener en cuenta. En esa charla ella supongo que se decidió, puesto que inmediatamente resolvió que no me quería, que quería cortar la relación. Yo evidentemente, podía ser un obstáculo en su vida para conseguir ese puesto de trabajo que ni siquiera le garantizan obtener a pesar de dejarse la piel intentando conseguirlo, un puesto que ya le dijeron que nunca conseguiría por el simple hecho de ser mujer. Y es que este sistema tan cojonudo, el que ella defiende de forma tan recalcitrante, piensa así.
no sé qué pensar acerca de esto, ni siquiera sé si esa es la razón, aunque intuyo que sí es así. ¿Hasta qué punto puede llegar la mezquindad humana, la ambición desmedida? ¿qué será lo próximo que esté dispuesta a hacer para conseguir ese puesto? ¿por qué me vio como un estorbo? ¿se deja de querer a alguien así, de repente? Desenamorarse no es cosa de un día, y menos sin razones, aunque es fácil encontrar cualquier excusa para convertirla en razón, tomarse una semana para tener las fuerzas necesarias para decir adios, y decirlo por teléfono. No fue capaz de decirlo mirándome a los ojos.
a partir de ahí entiendo muchas de sus decisiones, de sus actitudes, de sus distanciamientos, de sus frustraciones y la necesidad de tener alguien que la apoye en ese tipo de decisiones tan crueles que toma. Ella paga esos comentarios, porque se lo puede permitir y porque un psicólogo nunca va a decirle qué debe y qué no debe hacer, lo deja a su criterio. La cuestión es si ella tiene criterio o si es de las que vende a su madre por un plato de lentejas para tener el ego alto.
pensar que me ha sustituído por una ambición laboral, que ha mezclado dos cosas diferentes y ha terminado pateándome fuera de su vida por no querer, ni quererse, claro; que le han dado igual mis/sus sentimientos ante la perspectiva (poco probable) de un ascenso laboral y los ha arrojado a la papelera sin ningún tipo de complejo, me deja frío, me desalienta, me hace odiar el mundo laboral, me produce repugnancia ante ese tipo de actitudes en los trabajos y hacia las personas que los desempeñan. ¿De qué clase de persona me enamoré? ¿por qué sigo enamorado? Lógicamente porque hay más, porque no soy frío a la hora de sentir, porque me importan otras cosas y las personas y porque, seguro, estoy lejos de ser un tiburón del sistema, entre otras cosas ... este sistema me da asco.
lo curioso de todo esto es que no es la primera vez que me lo hacen, aquella persona que ella tanto aborreció, y seguramente ella temió cuando recibí aquella llamada de teléfono, aquella persona cuyo nombre que buscó directamente en mi agenda de teléfonos, aquella a la que dijo que se parecía y de la cual sintió celos (entre otras, claro, con otras los manifestó abiertamente) ... No sabes tú cuánto llegas a parecerte a ella, pero no sólo en lo físico. Las dos me traicionásteis, las dos me abandonásteis con lo mismo, las dos de la misma manera, por la misma razón, por la misma razón miserable. La única diferencia, la primera lo advirtió previamente. Eso no le quita culpa, pero la sitúa en un escalón más alto en honestidad. A mí, en consecuencia, en la escala de la estupidez.
con todo y con eso no os tengo rencor, a ninguna de las dos. Lo único que no tiene solución, ya lo sabemos, es la muerte. Pero para solucionar lo demás, lo primero, hay que ser honesto con uno mismo. La paradoja de esto es que una de sus canciones favoritas se titula, precisamente, Honesty. Y la escucha, y me la hacía escuchar bien alto cuando íbamos en el coche. Mi vida está construida a base de letras de canciones y versos de poemas. Irreal, idealista y absurda, posiblemente, aunque muy discutible, pero ¿tú eres capaz de conseguir eso? Eso hace menos daño al prójimo que aceptar las normas del sistema, que también va contra tí ¿o es que es más cómodo no querer verlo?
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