connotaciones evidentes
campos de batalla :: 12 cuadros más 1 escultura, 12 años pensando en el concepto de esta serie, de la que presenté, en su día, un primer acercamiento, 12 años desde que volví a Madrid, 12 años sin amar ... un camino de continuos cambios, contingencias y la aceptación del viaje, el dolor del transpasar las membranas que separan los cambios de estado, los propios cambios de estado ... un gemido en el límite de la tolerancia, hablando sobre ella misma.
¿Qué es esa escultura? ¿qué significa? Une, realmente, un ser con dos entornos. Se desliza, transita de un lado a otro de realidades a veces contrapuestas, engordado el colchón, cebado, deformado. Diálogo que muta y se transforma a través de una línea de fuga, que deviene algo que hasta ahora desconozco, pero que sin duda soy yo. Abre caminos, desea escapar y ser autónomo. Colchón a la deriva que navega por el mar de la incertidumbre, pleno de sentires y de sentimientos, acogedor y cálido. De ser algo inmutable, estático, clavado a la pared, se convierte en balsa, en contingencia, en viaje hacia otras existencias con metafísicas diferentes. Zarpa de un puerto para buscar el atraque en otro. Un puerto en cada cama donde no atraca ni un barco ... Tránsito ineludible.
Cambio de lenguaje, y de perspectiva, de punto de vista. Las mismas palabras, los mismos gestos, el mismo canto, distinto idioma y otro calor.
A veces me maravilla ver lo que el arte desvela de nosotros mismos, la facilidad con la que desentierra lo que sólo yace en nuestro subconsciente, y la enorme sinceridad con la que lo hace, machacante como un martillo en nuestra conciencia, la de los artistas. Las necesidades quedan satisfechas y las dudas se disipan. Estoy tranquilo, hoy me he reinventado a pesar de haberme acordado de uno de mis sueños, quizá fue la costumbre de haberlo hecho durante tanto tiempo. ¿Quién sabe?
¿Qué es esa escultura? ¿qué significa? Une, realmente, un ser con dos entornos. Se desliza, transita de un lado a otro de realidades a veces contrapuestas, engordado el colchón, cebado, deformado. Diálogo que muta y se transforma a través de una línea de fuga, que deviene algo que hasta ahora desconozco, pero que sin duda soy yo. Abre caminos, desea escapar y ser autónomo. Colchón a la deriva que navega por el mar de la incertidumbre, pleno de sentires y de sentimientos, acogedor y cálido. De ser algo inmutable, estático, clavado a la pared, se convierte en balsa, en contingencia, en viaje hacia otras existencias con metafísicas diferentes. Zarpa de un puerto para buscar el atraque en otro. Un puerto en cada cama donde no atraca ni un barco ... Tránsito ineludible.
Cambio de lenguaje, y de perspectiva, de punto de vista. Las mismas palabras, los mismos gestos, el mismo canto, distinto idioma y otro calor.
A veces me maravilla ver lo que el arte desvela de nosotros mismos, la facilidad con la que desentierra lo que sólo yace en nuestro subconsciente, y la enorme sinceridad con la que lo hace, machacante como un martillo en nuestra conciencia, la de los artistas. Las necesidades quedan satisfechas y las dudas se disipan. Estoy tranquilo, hoy me he reinventado a pesar de haberme acordado de uno de mis sueños, quizá fue la costumbre de haberlo hecho durante tanto tiempo. ¿Quién sabe?
0 comentarios