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have I brain today?

Fernando

Tengo un amigo que se llama Fernando. Le llaman Fernandito y Fernandisco. Tiene sesenta y ocho años y es el revoltoso del pueblo, como dice él. Vive en el mismo pueblo que yo, pero él nació aquí. Siendo muy joven emigró del pueblo para trabajar en la ciudad, como hace la mayoría, pero sigue adorando este pueblo y ahora, que está jubilado desde el año 99, vive casi permanentemente en el pueblo. Sólo va a la ciudad para visitar a sus dos hijas, la Inés y la Marijose, y a sus dos nietos, hijos de una de ellas. La otra es soltera.

Fernando se siente muy solo en la vida y no le faltan razones. La vida le dio varios golpes demasiado seguidos, se llevó a dos hermanos suyos, uno muy joven, el otro muy deprimido se arrojó por el hueco del ascensor mientras la mujer de Fernando, Isabel, moría comida por el cáncer. Él sigue soñando con ella muchas veces, me lo ha contado hoy mientras comía en el bar de la plaza. Muchos días desayuno con él y nos tomamos unos orujos. Yo lo tomo más que nada por acompañarle un poco, y él me cuenta que quería mucho a su mujer y todas esas cosas. Me cuenta que un día se fue a un sitio de putas y que le desplumaron, le robaron todo lo que tenía. Ya no va allí desde hace dos años. También me contó que otra vez, volviendo del mismo sitio, venía muy cargado y tuvo un accidente de coche, salió no sé cómo, pero salió. En este pueblo todos se rien con él, o de él, ya no lo tengo claro. A mí me da pena porque me parece un tío fenomenal, me gusta que me cuente cosas y que me diga el parte del día acerca de cómo van las legumbres o los ajos que tiene plantados en el Cotorro, que es una finca que tiene a la entrada del pueblo.

Hoy parece que tenía ganas de llorar y de hablar con alguien. Por lo que parece todos le han ignorado porque seguro que les iba a contar las mismas cosas que cuenta siempre y que se resumen en dos palabras que nunca le he escuchado decir: estoy solo. Fernando habla con mucha sinceridad y siempre parece decir lo mismo, parece pedir a gritos que alguien le haga caso. A mí me da pena porque cuando lleva varios vinos o varias copas todos le dan la espalda. Yo procuro escucharle y la gente me critica por eso, dicen que yo le ayudo a beber más, pero es mentira, él bebe lo que quiere y yo sólo le digo que eso no es del todo bueno, pero no me meto en su vida porque no me ha dado nunca las llaves de ella, aunque sé que le caigo bien y que me aprecia.

El otro día Fernando me regaló un bote de judias blancas de su cosecha para que las probase pero no lo haré hasta que Mónica esté en casa y podamos comerlas los dos. Entonces iremos al bar, le buscaremos y le diremos que estaban muy ricas. Seguro que se pone muy contento y sonríe, como casi siempre. Hoy no sonreía, sólo decía "ya que sólo voy a estar cuatro días en este convento, cojo y me cago dentro". También decía que la vida era una mierda, que nada merecía la pena. Yo no sabía qué decirle porque no sabía qué pensar ni qué era lo mejor ... posiblemente lo mejor no era decirle que no era así, ni que era de la otra forma. Lo que le he dicho es que procurase verlo todo desde el punto de vista más positivo que pudiera, pero no sé si me hará caso, la verdad. Supongo que en su posición es difícil saber cuál es el lado positivo o siquiera si existe. Supongo que hablar cuando no estás tú metido en la mierda como él es muy sencillo, es facilón. He preferido callarme. Después he pedido un pacharán y he pagado. Él quería otro pero el dueño del bar y yo le hemos dicho que ya era suficiente ... nadie sabía cuántas cervezas llevaba ya (ni el del bar lo sabía). He acabado mi pacharán y le he acompañado a casa. En el camino me decía que hay que mirar siempre hacia adelante, caminar siempre hacia adelante ... pero a veces no se sabe ni hacia donde es alante o atrás, y eso creo que le pasa a él ahora mismo, bueno, más bien desde que se quedó solo. Me da pena Fernando ... hoy tenía ganas de llorar pero no se ha atrevido a hacerlo. A mí no me cuesta hacerlo pero eso es porque yo soy así y sólo tengo treinta y cinco años.

Fernando está muy contento de que tenga una novia, la quería conocer pero cuando lo hizo no fue en el mejor momento porque ella tenía un poco de prisa y tenía que volverse a Madrid después de un viaje larguísimo. Además estaba con su hermano y tanta gente era demasiada para mí, me agobié un poco por no poder estar a todo.

Estoy pensando en acercarme a casa de Fernando y decirle que me hable de lo que quiera, pero no quiero ir, porque me ha prometido que se acostaría a dormir la mona. Después volverá al bar y seguirá bebiendo más, hasta la noche. Esta vez serán cubatas y acabará peor que esta tarde, como todos los días. Pobre Fernando. En este pueblo le critican mucho y le tienen por payaso y por borracho, pero yo sé que no es así. A Fernando le da igual lo que puedan decir de él en este sitio, dice que si se preocupa de lo que dicen de él no viviría. Yo también lo creo, porque a mí también me critican. Entramos al bar, que es el sitio de reunión de la gente del pueblo y es fácil observar a la gente al otro lado de la barra mientras te están "cortando un traje". A mí también me da igual lo que puedan decir de mí porque no tienen ni idea de lo que es mi vida, ni preguntan ni les respondería, es lo más inteligente. Y los dos hacemos lo mismo, en eso estamos de acuerdo ambos.

Tengo mucho aprecio a Fernando, o Fernandito, o Fernandisco ... la verdad, a pesar de que beba tanto, porque sé que es solamente porque se siente muy solo, no porque sea malo. Él no agrede a nadie cuando llega a casa, porque su casa siempre está vacía cuando él llega, y aunque diga "hola", que yo también lo digo cuando entro a la mía, nadie le contesta. Hoy me ha dicho, mientras le acompañaba, que un día le acompañó una mujer muy guapa a casa ... supongo quién sería y qué querría de él. Fernando es así y esas son sus necesidades ... las de todos.

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