como un trocito de sashimi ...
... suave sobre mi lengua, con tibieza y con caracter de hermética, aunque se deja morder. Entonces me despliega todo un abanico de sabores, de aromas, de texturas y sensaciones. De fibra suave pero bien definida, consistente, otras veces más melosa, diferente en cada momento e inesperada muchas veces, casi siempre. Me encanta.Color dulce pero rotundo, seductor sin estridencias; excepto cuando se yergue, que me hace perder la cabeza y desearlo en mí, y desearla para mí. Finamente troceado el día, en pequeñas porciones; y ella, escrita enterita en mi memoria, siempre con toda su gracia y la música, siempre la música, y observados por los cuadros de otros ...
Un color sutil que se me ofrece poco a poco, como goteado entre risas y mariposas, que brilla como las luces en el color de sus ojos, que brillan como el verde sobre el negro de los nuestros; y se esfuma, entre blancos colchones y cálidos sofocos ... risas cómplices y besillos pillos que me sonrojan a su antojo.
Y yo quiero tenerla en mi boca,
besarla,
mordisquearla,
lamerla,
olerla,
tocarla,
escucharla,
recorrerla
...
y hablarla, durante siglos.
La miraría, durante horas, dormida, la dibujaría con mis manos, con mucho detalle, cada curva, cada línea, cada hueco, cada medida y cada sombra.
...
La borro y la vuelvo a pensar, cálida, segura, y brillante. Otra vez ... otro trocito, otro tiempo y otro lugar y esa voz que me tranquiliza
...
Y si me quiere ( y sí, la quiero ), yo le regalaría mis poesías, que son automáticas, porque le encantarían.
Ella, como el sashimi, como un trocito de pez, crudo. Un día con ella, lo que te enseño, es una ración.
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